Crítica:CINE

Fiel reproducción

Hay un cierto empeño en el cine norteamericano actual por reproducir sus viejos éxitos. La inspiración de bastantes nuevos autores se basa en géneros o actitudes que tuvieron su máximo sentido hace varias décadas, la de otros, con más precisión, en películas concretas que ahora refunden y actualizan aportando, en ocasiones, aspectos que la censura de su momento no permitió desarrollar.Fuego en el cuerpo no es la versión nueva de algún éxito anterior, pero tampoco puede considerarse película original. Hay concretas referencias, tanto a cualquiera de las versiones que la novela de James C...

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Hay un cierto empeño en el cine norteamericano actual por reproducir sus viejos éxitos. La inspiración de bastantes nuevos autores se basa en géneros o actitudes que tuvieron su máximo sentido hace varias décadas, la de otros, con más precisión, en películas concretas que ahora refunden y actualizan aportando, en ocasiones, aspectos que la censura de su momento no permitió desarrollar.Fuego en el cuerpo no es la versión nueva de algún éxito anterior, pero tampoco puede considerarse película original. Hay concretas referencias, tanto a cualquiera de las versiones que la novela de James Cain, El cartero siempre llama dos veces ha recibido en el cine como a otra novela del mismo autor, Double indemnity, que Billy Wilder convirtió en película en 1944 con guión de Raymond Chandler y que en España se tituló entonces, no sé por qué, Perdición.

Fuego en el cuerpo

Guión y, dirección: Lawrence Kasdan. Fotografía: Richard Kline. Música: John Barry. Intérpretes: William Hurt, Kathleen Turner, Richard Crenna. Drama. Norteamericana, 1981. Local de estreno: Cine Coliseum.

La historia de una mujer casada que convence a su amante para que asesine al marido y poder así heredar su sabrosa herencia, ha tenido incluso inspiraciones europeas en películas que han destacado aspectos parciales de la anécdota, pero que coinciden, al final, en tragedias de alcances parecidos. Por ello resulta difícil pretender que el espectador de hoy se sienta estimulado por una situación tan vieja, a condición, claro está, de que ignore las anteriores, por edad o por despiste.

Sin embargo, Lawrence Kasdan, en esta primera película que dirige, no ha querido más que reproducir los esquemas que la acción ha permitido, generalmente, hasta ahora, en el sentido de que el espectador se sorprenda durante el desarrollo de la trama. No ha ido, por tanto, buscando complejidades más subterráneas o puntos de vista que coincidan con una moralidad más actual, más allá de no consentir el castigo final de los culpables.

Al margen de las escasas pretensiones de Kasdan, Fuego en el cuerpo no tiene por qué defraudar a quienes la sigan con inocencia. Es una película realizada con cierto brío y, por supuesto, con una corrección narrativa que facilita la comprensión de sus intentos.

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