Los Reyes inauguran los conciertos de cámara interpretados con "stradivarius"

La cátedra de música de la Universidad Autónoma de Madrid, que ostenta el profesor Peris Lacasa, inició anteayer un nuevo ciclo de conciertos. Si el curso pasado éstos se centraron en el órgano, el presente será la música de cámara la que protagonice las sesiones. También en esta ocasión la sesión inaugural se ha desarrollado en el Palacio Real de Madrid, con asistencia de los reyes de España.El Cuarteto de Mozarteum de Salzburgo, integrado por los violinistas Karheinz Franke y Josef Smola, el violista Jiri Pospichal y el violonchelista Heinrich Amminger, desarrolló un hermoso programa a base ...

La cátedra de música de la Universidad Autónoma de Madrid, que ostenta el profesor Peris Lacasa, inició anteayer un nuevo ciclo de conciertos. Si el curso pasado éstos se centraron en el órgano, el presente será la música de cámara la que protagonice las sesiones. También en esta ocasión la sesión inaugural se ha desarrollado en el Palacio Real de Madrid, con asistencia de los reyes de España.El Cuarteto de Mozarteum de Salzburgo, integrado por los violinistas Karheinz Franke y Josef Smola, el violista Jiri Pospichal y el violonchelista Heinrich Amminger, desarrolló un hermoso programa a base del Cuarteto op. 33, número 3, La Alondra, de Hydn, y los cuartetos kv. 458, La caza, y kv. 465, Las disonancias, de Mozart.

Repertorio que, al margen de su enorme calidad intrínseca, resulta muy adecuado el ámbito del salón de Columnas en el que se ofreció el concierto, una estancia de acústica excelente, pero quizá u n poco grande para la sonoridad del cuarteto de cuerdas.

¡Y qué sonoridad! Para este concierto, los cuartetistas del Mozarteum utilizaron los extraordinarios instrumentos que Antonio Stradivarius construyera a finales del siglo XVII para la Corte española. De las vicisitudes de la famosa colección de instrumentos, pintados y con incrustaciones, salidos de la mano del célebre fabricante de Cremona, da cuenta el violinista Luis Antón en documentadas notas que figuraban en el programa.

Los stradivarius de Palacio son preciadas joyas en el mundo de la lutheria internacional. Pero su excelencia se confirma al escuchar su dulce y aterciopelado sonido, sonido que configura un empaste incomparable, sobre todo cuando son tañidos por intérpretes de gran categoría. Los de Salzburgo lo eran, aunque pudimos apreciar leves imperfecciones en el primer violín, seguramente a causa de la escasa familiaridad con el instrumento.

Algunos asistentes rememoraron con deleite los tiempos, ya lejanos, en que con el cuarteto de stradivarius se ofrecían conciertos en Palacio con aleuna regularidad. La velada del pasado lunes fue importante en este sentido. ¿Por qué no salvar a estos maravillosos instrumentos del largo y dañoso silencio en que yacen?