Para Breznev, el problema alimenticio de la URSS es político

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«El problema alimenticio, tanto en su aspecto económico como político, es el problema central del actual quinquenio», afirmó el líder soviético, Leónidas Breznev, en su informe al pleno del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), que, como suele ser habitual, se reunió ayer, en la víspera de la reunión del Soviet Supremo (Parlamento), que hoy iniciará su sesión de otoño en Moscú.Esta reflexión sobre los aspectos políticos del problema alimenticio de la URSS es la primera que en este sentido -y de forma tan directa- se hace desde tan alta instancia de poder. Se...

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«El problema alimenticio, tanto en su aspecto económico como político, es el problema central del actual quinquenio», afirmó el líder soviético, Leónidas Breznev, en su informe al pleno del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), que, como suele ser habitual, se reunió ayer, en la víspera de la reunión del Soviet Supremo (Parlamento), que hoy iniciará su sesión de otoño en Moscú.Esta reflexión sobre los aspectos políticos del problema alimenticio de la URSS es la primera que en este sentido -y de forma tan directa- se hace desde tan alta instancia de poder. Según interpretan algunos observadores occidentales, este es un reconocimiento del temor a los posibles efectos del descontento social que puede enraizarse en el ya acuciante déficit de productos de primera necesidad que sufren los habitantes de la URSS.

Ya el año pasado, en alguna ciudad soviética, se estableció el racionamiento de carne, cuyo cupo alcanzaba sólo a ochocientos gramos por persona y mes (es decir, menos de la tercera parte que en Polonia).

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La mala cosecha de este año ha agravado la situación alimentaria soviética

Viene de la página primeraMientras, la terrible cosecha obtenida este verano -unos 170 millones de toneladas de grano, en vez de los 230 millones previstos por el plan- ha venido a agravar aún más la situación.

El hecho es que, incluso en las tiendas céntricas de Moscú, ya no es nada sencillo comprar un litro de leche. Al mismo tiempo, el consumidor soviético ha visto cómo en los últimos meses se duplicaba el precio de algunos artículos -la gasolina, entre ellos-, mientras los de primera necesidad, que conservaban sus anteriores etiquetas, empezaban a desaparecer, de la vista del público.

Hoy, el Soviet Supremo tendrá que aprobar las modificaciones realizadas al plan quinquenal 1981-1985. Los observadores occidentales esperan con cierta avidez el discurso de Breznev, que se cree será tan duro como el informe que presentó ayer ante el pleno del Comité Central.

El actual plan quinquenal estaba basado en el aumento de la industria ligera (productora de bienes de consumo) y en una mejora de la calidad de vida.

Según se venía analizando, el incremento de la tensión internacional pondría en peligro este plan, ya que la URSS tendría que hacer retornar a la industria pesada y militar parte de los recursos que pensaba desviar hacia la producción de alimentos y objetos de consumo.

Sequía

Precisamente, en el informe leído ayer por Breznev se destacaba el "agravamiento del clima internacional" como uno de los dos "factores incontrolados" que están afectando el cumplimiento del plan quinquenal durante su primer año. El otro era la sequía, causante, según los soviéticos, del desastre cosechero. "Las necesidades de defensa", aseguraba el informe, en cualquier caso "serán cubiertas con eficacia".

Breznev hizo ayer un llamamiento para que se aumente en 35 millones de toneladas más la producción de grano durante el actual quinquenio, y en dos millones de toneladas más la de carne. Igualmente deberían incrementarse, más modestamente, las cosechas de patatas, legumbres y frutas.

En el informe del líder soviético hubo también una dura crítica al "estilo y la actividad del pensamiento económico y a los métodos de planificación y gestión", que "desgraciadamente", según se afirmaba, "no han sido revisados con suficiente energía, lo que ha dejado su huella sobre el plan".

Esta censura al sistema de planificación tiene especial importancia, dado que el actual plan es más ambicioso que los anteriores y no recoge sólo previsiones para el quinquenio -como era lo habitual-, sino que alarga parte de su vigencia hasta el final de esta década.

De todas formas, los indicadores económicos del 112 Plan se caracterizan por unas cifras de austeridad y realismo en vista al incumplimiento de planes anteriores.

De esta forma, el aumento alcanzado en el 10º quinquenio (1976-80) de carbón fue de 0,4%, estableciéndose para el 112 un aumento relativo entre el. 1,5 y el 2,2%; en la producción petrolera, en 1980 se alcanzó un aumento del 4,2%, mareándose una subida hasta 1985 de sólo el 1,4%.

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