Una noche para ver el cuadro
José Ruiz López llegó a las diez de la noche del sábado a la puerta del Casón del Buen Retiro para esperar allí, soportando el frío del otoño, para ser el primero que al día siguiente, a las diez de la mañana, viera el Guernica, de Picasso. Ayer, con su billete de entrada certificando prontitud, este profesor de EGB, que había guardado cola también para su esposa y para su hijo, comentaba que no lo había hecho para establecer récord alguno, «sino para estar presente en un momento histórico relacionado con un cuadro que es símbolo y ejemplo». A las seis de la mañana del domingo se sumaro...
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José Ruiz López llegó a las diez de la noche del sábado a la puerta del Casón del Buen Retiro para esperar allí, soportando el frío del otoño, para ser el primero que al día siguiente, a las diez de la mañana, viera el Guernica, de Picasso. Ayer, con su billete de entrada certificando prontitud, este profesor de EGB, que había guardado cola también para su esposa y para su hijo, comentaba que no lo había hecho para establecer récord alguno, «sino para estar presente en un momento histórico relacionado con un cuadro que es símbolo y ejemplo». A las seis de la mañana del domingo se sumaron a José Ruiz otros madrugadores. Ninguno pudo competir con él a la hora de ser el primero en ver el Guernica.