Reposición de "Las cartas boca abajo" , de Buero Vallejo

El teatro Lavapiés, de Madrid, inauguró ayer la temporada con la reposición de la obra Las cartas boca abajo, de Antonio Buero Vallejo, con dirección escénica de Luis Balaguer e interpretada por Victoria Rodríguez, Concha Hidalgo, Fernando Cebrián, Avelino Cánovas y Angel Pardo. La obra se estrenó en 1957, por la compañía de Tina Gascón y dirección de Fernando Granada, en el escenario del Reina Victoria, donde se representa actualmente Caimán, última pieza del dramaturgo.

Luis Balaguer ha planteado el montaje de Las cartas boca abajo como una recuperación de la dramaturgia y del ...

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El teatro Lavapiés, de Madrid, inauguró ayer la temporada con la reposición de la obra Las cartas boca abajo, de Antonio Buero Vallejo, con dirección escénica de Luis Balaguer e interpretada por Victoria Rodríguez, Concha Hidalgo, Fernando Cebrián, Avelino Cánovas y Angel Pardo. La obra se estrenó en 1957, por la compañía de Tina Gascón y dirección de Fernando Granada, en el escenario del Reina Victoria, donde se representa actualmente Caimán, última pieza del dramaturgo.

Luis Balaguer ha planteado el montaje de Las cartas boca abajo como una recuperación de la dramaturgia y del texto, lo que el director denomina teatro de museo.«La idea es hacer un teatro de tradición o de repertorio», declaró ayer Luis Balaguer, «con objeto de presentar al público de hoy textos conocidos hace varios años. En el caso de esta obra de Buero no se había vuelto a representar desde su estreno».

El director teatral asume por primera vez el montaje de una obra de Buero, ya que con anterioridad había sido ayudante de dirección de Osuna en El tragaluz y de Tamayo en La detonación. «Lo que considero más importante en el teatro de Buero es la trayectoria desde el sainete, en Historia de una escalera (1949), hasta su incursión en el campo surrealista, en obras como El tragaluz, La fundación o Jueces en la noche».

La obra Las cartas boca abajo se suele situar en una etapa de transición en la dramaturgia de Buero Vallejo, en unión de Casi un cuento de hadas, Madrugada, Irene o el tesoro y Hoy es fiesta escritas en los años cincuenta, antes de sus dramas históricos. «En Las cartas boca abajo», dice Luis Balaguer, «el autor descubre un aspecto dramático que ha sido definitivo en su teatro, que es la transformación o la repercusión de un trauma psíquico, sentimental o espiritual en una tara de tipo físico. En esta obra, el personaje de una mujer es mudo, que a causa de un tremendo disgusto se niega a hablar. Estos personajes con carencias físicas aparecen en otras obras y asoma levemente en Caimán; este es otro aspecto de interés en la reposición para seguir la trayectoria del dramaturgo».

En Las cartas boca abajo, según el director, domina una parte clínica o psiquiátrica del personaje que no habla y el aspecto social del tema de los opositores españoles, tema especialmente vigente en los años en que fue escrita la obra.

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