La intoxicación puede estar producida por elementos propios del aceite de colza bruto

El envenenamiento masivo a causa del fraude alimentario puede estar producido por los propios componentes vegetales y biológicos tóxicos del aceite de colza bruto utilizado en la mezclaiílegal puesta a la venta como aceite de oliva, según la hipótesis establecida ahora por primera vez por un químico y una farmacéutica y presentada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que la ha incluido como elemento de trabajo en un plan que espera el respaldo definitivo de la Administración.Emilio Muñoz, vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha explicado a EL PAÍS ...

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El envenenamiento masivo a causa del fraude alimentario puede estar producido por los propios componentes vegetales y biológicos tóxicos del aceite de colza bruto utilizado en la mezclaiílegal puesta a la venta como aceite de oliva, según la hipótesis establecida ahora por primera vez por un químico y una farmacéutica y presentada al Consejo Superior de Investigaciones Científicas, que la ha incluido como elemento de trabajo en un plan que espera el respaldo definitivo de la Administración.Emilio Muñoz, vicepresidente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha explicado a EL PAÍS las tres vías de investigación que el CSIC pretende emprender para contribuir a una solución del denominado síndrome tóxico.

Esas tres vías contemplan dos hipótesis manejadas hasta el momento: investigación de la toxicidad sobre el supuesto de que ésta se haya producido en el proceso de la desnaturalización del aceite de colza, e investigación en torno a la posibilidad de que los tóxicos procedan del proceso de renaturalización del aceite desnaturalizado. La tercera hipótesis contempla la probabilidad de la existencia de otros agentes tóxicos diversos. La base de investigación de esta última se halla en abundante bibliografía que actualmente sistematiza el CSIC.

Dentro de la última de las hipótesis citadas, según pudo saber EL PAÍS por fuentes solventes, el CSIC ha incluido para el estudio un trabajo presentado por un doctor en Ciencias Químicas, Fernando Montoro, y una doctora en Farmacia, Concepción Sáenz Laín, los cuales, a nivel privado, han llegado a unas conclusiones que han puesto a disposición del CSIC.

Esta hipótesis, comentada a EL PAÍS por el vicepresidente del CSIC, «con todas las reservas que exige el no tener nada comprobado aún», se refiere a la posibilidad de que la intoxicación esté producida por el propio aceite de colza utilizado para el fraude y no por las anilinas añadidas con el fin de marcarlo para su exclusivo uso industrial, ni por otros productos químicos tóxicos que hubiesen podido ser añadidos en origen, o en el intento de renaturalizar el aceite desnaturalizado para su desvío al consumo alimentario.

Según la bibliografía existente, el aceite de colza bruto contiene elementos altamente tóxicos, entre ellos las aflatoxinas (producto metabólico de un parásito), los cuales pudieran haber sido los verdaderos causantes del envenenamiento masivo.

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Problemas burocráticos

El CSIC, en el momento presente, se enfrenta a dos problemas para llevar adelante su plan de trabajo: uno es de orden burocrático-administrativo, y el otro deriva de las dificultades en encontrar muestras del aceite tóxico. «Lo ideal para un planteamiento científico serio hubiera sido disponer de muestras de origen del aceite tóxico; vamos a hacer el esfuerzo, si no queda otro remedio, de analizar muchas muestras, entre las tomadas y que señalan una relación enfermo-intoxicación, pero lo mejor hubiera sido acceder a muestras extraídas en la empresa y correspondientes al aceite cuando fue lanzado», explica el vicepresidente del CSIC. «Un simple análisis comparativo de las muestras con las de aceite adulterado por otros medios y el que se consume con normalidad podría allanar mucho el trabajo», añade.

En cuanto al otro problema, se centra en el hecho de que la Administración, a nivel oficial, todavía no haya impulsado la actuación del CSIC.

«En el transcurso de esta enfermedad, por parte del CSIC ha habido dos ofrecimientos, uno cuando se pensó que se trataba de una epidemia causada por un micoplasma, y otro cuando se conoció la intoxicación por aceite», dice Emilio Muñoz.

«Estos ofrecimientos, a pesar de que no hubo llamadas de fuera, se materializaron el pasado mes de julio en un plan expuesto al director de Planeamiento Sanitario, Luis Munuera, que verbalmente expresó la aceptación que del mismo estimaban las autoridades sanitarias, pero, efectivamente; no ha habido una respuesta oficial definitiva, con el consiguiente apoyo de recursos económicos. El CSIC, ahora, está dispuesto a adelantar de su presupuesto los fondos que sean necesarios para que no persista su retraso en incorporarse de lleno a la investigación de este síndrome por culpa de lentitudes burocráticas. El plan, al parecer, está siendo procesado por Sanidad y en él queremos volcarnos definitivamente en una acción global del CSIC como organismo, no mediante aportaciones aisladas y voluntaristas», explica el vicepresidente del mismo.

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