"Los carboneros", una recreación báquica, fálica y dionisíaca de Aristófanes

Estreno en Madrid de la obra griega escrita en el año 425 antes de Cristo

El pasado viernes, ante quinientas personas, entre las que se encontraba el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, el grupo de teatro Agon estrenó la comedia de Aristófanes Los carboneros, en versión de Agustín García Calvo y bajo la dirección escénica de Roberto Villanueva. El espectáculo tuvo como escenario el Templo de Debod, en los Jardines de Rosales, y ha contado con el patrocinio del Ayuntamiento de Madrid. El propio alcalde de la capital de España, profesor Tierno, calificó esta versión como «una recreación báquica, fálica y dionisíaca de Aristófanes».

Era la primera ocasión ...

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El pasado viernes, ante quinientas personas, entre las que se encontraba el alcalde de Madrid, Enrique Tierno Galván, el grupo de teatro Agon estrenó la comedia de Aristófanes Los carboneros, en versión de Agustín García Calvo y bajo la dirección escénica de Roberto Villanueva. El espectáculo tuvo como escenario el Templo de Debod, en los Jardines de Rosales, y ha contado con el patrocinio del Ayuntamiento de Madrid. El propio alcalde de la capital de España, profesor Tierno, calificó esta versión como «una recreación báquica, fálica y dionisíaca de Aristófanes».

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Era la primera ocasión en que la vieja construcción egipcia trasladada a Madrid se utilizaba para un acontecimiento de este tipo, y la organización tuvo algunos fallos. Al filo de las once de la noche, hora fijada para el comienzo del espectáculo, unas 150 personas ignoraron el control de entrada y tomaron asiento en las localidades libres que, según la actriz Mercedes Guillamón -encargada de la producción del montaje- «estaban vacías porque el Ayuntamiento repartió doscientas entradas, pero se ve que todos los funcionarios están de vacaciones».Con un cierto retraso, después de que los técnicos consiguieran dominar un complejo entramado luminotécnico, comenzó la representación, cuyas primeras fases reproducen la asamblea del pueblo ateniense. Como en otras obras del teatro clásico, el público es actor en cuanto que es oyente, como los eventuales asistentes al foro en el que el ciudadano Buenvecino, interpretado por Teófilo Calle, se lamenta de los manejos de políticos y militares, y pide, irónico y mordaz, la paz entre Atenas y Esparta.

Más tarde aparecen los carboneros acarnienses, coro cantante de tonos violetas sucios de hollín, que rechazan la paz, al principio, para luego ser convencidos por el orondo Buenvecino. La trama continúa entre canciones, bailes y monumentales efectos fálicos, ridiculizando a todos los estamentos de la sociedad ateniense y a personajes concretos, como el poeta Eurípides y a los mismos dioses del Olimpo.

La música, compuesta por José Páez e interpretada por Eddie Bautista y Fabia Brunori, no hizo el efecto deseado, y la dicción de los jóvenes actores del grupo Agon no pudo ser apreciada por gran parte del público, todo ello a causa de un defectuoso dispositivo acústico que la compañía espera subsanar en las siguientes representaciones Estos problemas de megafonía hicieron lamentarse a Agustín García Calvo que, en todo caso, manifestó que «con pequeñas salvedades», estaba de acuerdo con el tratamiento escénico de Roberto Villanueva, que ha dirigido por primera vez al grupo Agon. Este era el segundo montaje de este colectivo, que el pasado año se dio a conocer gracias a otra adaptación de García Calvo: la de Sueño de una noche de verano, de William Shakespeare.

Durante la representación, en la fila reservada a las autoridades se disimularon bastante bien los rubores provocados por algunas escenas de cierta carga sexual, aunque esencialmente humorísticas. Sin embargo, a la salida, Enrique Tierno Galván, tras aducir que como patrocinador no podía juzgar la obra, reconoció que, en su opinión, «la versión de García Calvo es más una recreación en los aspectos báquicos, fálicos y dionisíacos de Aristófanes». En todo caso, el primer edil aplaudió como el resto del público.

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