El novelista Rafael Pérez y Pérez defiende su soledad a los noventa años

Rafael Pérez y Pérez, el famoso autor de innumerables títulos de novelas rosa, cuya reedición actual es un hecho comprobable, es ahora un anciano de noventa años que vive alejado del mundo en su casa de Cuatretondeta, en la montaña alicantina, allí, en el número 3 de la calle de San Blas de este pueblo de poco más de cien habitantes, Rafael Pérez y Pérez reposa actualmente de una dolencia en la pierna que le tiene postrado en el cuarto de estar de su casa, en penumbra , sin poder dar esos paseos por la montaña que eran su gran distracción.

Retirado totalmente de la creación literari...

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Rafael Pérez y Pérez, el famoso autor de innumerables títulos de novelas rosa, cuya reedición actual es un hecho comprobable, es ahora un anciano de noventa años que vive alejado del mundo en su casa de Cuatretondeta, en la montaña alicantina, allí, en el número 3 de la calle de San Blas de este pueblo de poco más de cien habitantes, Rafael Pérez y Pérez reposa actualmente de una dolencia en la pierna que le tiene postrado en el cuarto de estar de su casa, en penumbra , sin poder dar esos paseos por la montaña que eran su gran distracción.

Retirado totalmente de la creación literaria de cada día, que le hizo famoso, su actividad ahora se limita a recibir los beneficios que le envía la editorial por su anterior quehacer. Pese a su edad y a su retiro voluntario, su lucidez es total. Rodeado de medicinas para calmar su mal en la pierna y frente a un gran televisor, el novelista se negó a hacer ningún tipo de declaraciones a EL PAIS, posponiéndolas para más adelante porque no se encontraba en condiciones de recibir a nadie ni de hablar con la Prensa. Con la pierna herida extendida sobre un sillón y envuelta en vendajes, el escritor se negó en redondo a hablar. «No insista. No me encuentro bien y no voy a hablar. Quizá más adelante, cuando esté recuperado, les pueda atender debidamente».

Antes de despedirse definitivamente, todavía preguntó: «¿Para qué publicación es la entrevista?». Cuando se le dijo que para el periódico EL PAIS, hizo un gesto de desconcierto y volvió a preguntar: «¿Y eso qué es? ¿Es algún periódico nuevo?

Ya en la puerta, la mujer que le cuida y que nos acompañó hasta la calle se disculpó indicando que realmente no se encontraba bien y que no era el momento más apropiado para hablar con él. «Además, últimamente le han hecho algunas entrevistas que no han recogido fielmente lo que él decía».

Al final del camino

Cuatretondeta, el pueblo elegido por Rafael Pérez y Pérez para su retiro, es también el lugar de su nacimiento y está situado al final de una pequeña carretera de tercer orden que es el único lazo de unión desde el también pequeño pueblo de Gorga con el resto de la comarca. Encontrar la casa donde vive el novelista no es difícil. Los vecinos no son muchos y todos le conocen.Cuando algún extraño se acerca a preguntar, ya adivinan que es lo que anda buscando y además de indicar dónde está la casa te señalan también donde se puede aparcar, aprovechando los escasos huecos que hay en la estrecha calle de San Blas, justo enfrente de su casa. La vivienda del novelista se salvaguarda del calor de la tarde con persianas de tablillas estiradas hasta el suelo, tras las cuales se encuentra la puerta principal, a la que se accede, sin llamadas externas, tan sólo con girar el picaporte.

La popularidad de que disfrutó Rafael Pérez y Pérez no cesó desde que en 1909 obtuvo su primer premio con una monografía histórica titulada Las Germanías de Valencia. Luego surgió su dedicación a la narrativa sentimental. Quien siembra, recoge, Amor que no muere, y Al borde de la leyenda son algunos de sus títulos más conocidos.

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