Cartas al director

El catalán, tema para debate

Con el Manifiesto de los 2.300 y la encorozada reacción de Convergencia i Unió, en Cataluña vuelven a alzarse unas espadas ya muy melladas por el uso. Para mayor irrisión, parece que esta vez será el señor Martín Villa quien medie en la contienda sociolingüística.Los catalanes, que sabemos mucho de tales jugadas. no nos alarmamos en absoluto; estamos curtidos y no tememos a los lerrouxistas feroces-, sí despreciamos a los aventureros electorales que toman el nombre de Cataluña en vano.

La historia ha dado -y dará- a cada cual lo suyo«. este pais sabe permanecer impertérrito. Cata...

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Con el Manifiesto de los 2.300 y la encorozada reacción de Convergencia i Unió, en Cataluña vuelven a alzarse unas espadas ya muy melladas por el uso. Para mayor irrisión, parece que esta vez será el señor Martín Villa quien medie en la contienda sociolingüística.Los catalanes, que sabemos mucho de tales jugadas. no nos alarmamos en absoluto; estamos curtidos y no tememos a los lerrouxistas feroces-, sí despreciamos a los aventureros electorales que toman el nombre de Cataluña en vano.

La historia ha dado -y dará- a cada cual lo suyo«. este pais sabe permanecer impertérrito. Cataluña conoce siempre a la perfección a sus amlqos v enemigos. Es posible engañarla una vez, pero no ofrece una segunda oportunidad. Aunque se la sorprenda alevosamente. jamás queda inerme ante los vendavales que originan todos aquellos que sólo buscan servirse de ella a la consecución de sus particulares fines e intereses albures y modorros.

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Que lo tengan muy en cuenta los políticos subvencionados y los intelectuales que se someten de buen grado a mecenazgos ministeriales. En Cataluña, a estos caballeros de mohatra, suele lucirles poco el pelo, si no hay una dictadura, o democracia vigilada, que les ampare.

Como a cualquier otra tierra, a esta catalana, espíritu e idioma, la ha defendido la solidaridad del pueblo, trabajadores y pensantes que, hermanados en el tajo diario, no se discriminan ni dividen, fundidos en el concepto libertario de las culturas en convivencia armoniosa.

Los catalanes de buena voluntad, adoptivos y autóctonos, no carecemos de luces para ver bien las cosas. Y no caeremos en la celada, «parany» que se nos tiende./

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