La fiesta, parada
Pasado el ecuador de la feria, el balance artístico de su primera mitad no permite excesivas congratulaciones para la tauromaquia actual. Los que mejor han toreado de capote han sido los veteranos -Antoñete, Manolo Vázquez, El Inclusero-, y sólo ellos han dejado el inconfundible aroma de la torería. No es un balance casual y tiene preocupantes significados: la fiesta está parada. Desde una década atrás, el espectáculo no. ha hecho camino. Las nuevas generaciones están inmersas en brumas de mediocridad de las que nadie emerge. Cuando alguien convenció a los toreros de que su oficio es pegar pas...
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Pasado el ecuador de la feria, el balance artístico de su primera mitad no permite excesivas congratulaciones para la tauromaquia actual. Los que mejor han toreado de capote han sido los veteranos -Antoñete, Manolo Vázquez, El Inclusero-, y sólo ellos han dejado el inconfundible aroma de la torería. No es un balance casual y tiene preocupantes significados: la fiesta está parada. Desde una década atrás, el espectáculo no. ha hecho camino. Las nuevas generaciones están inmersas en brumas de mediocridad de las que nadie emerge. Cuando alguien convenció a los toreros de que su oficio es pegar pases, los dejó estériles para el arte. En los veteranos tienen aún el ejemplo.