Crítica:

La temporada de ópera prosigue con una excelente versión de "Tosca" de Puccini

«Las óperas de Puccini son teatro por excelencia», asegura Mosco Carner en su Defensa del compositor, publicada en 1936. Y ante Tosca, el drama de Víctor Sardou, no faltó crítico que se preguntase si había llegado el músico a interpretar sus valores. Hoy nadie duda de semejante triunfo, verdadero desafío ante las características del argumento. Es más: el lírico Puccini, sin dimitir de tal cualidad, lleva su música casi a las puertas del expresionismo en un segundo acto de tan fuerte impostación dramática que se vio obligado a relajar tensiones con el vissi d'arte.Pu...

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«Las óperas de Puccini son teatro por excelencia», asegura Mosco Carner en su Defensa del compositor, publicada en 1936. Y ante Tosca, el drama de Víctor Sardou, no faltó crítico que se preguntase si había llegado el músico a interpretar sus valores. Hoy nadie duda de semejante triunfo, verdadero desafío ante las características del argumento. Es más: el lírico Puccini, sin dimitir de tal cualidad, lleva su música casi a las puertas del expresionismo en un segundo acto de tan fuerte impostación dramática que se vio obligado a relajar tensiones con el vissi d'arte.Puccini asume en la partitura todos los valores teatrales, diseña escuetamente situaciones y caracteres, crea ambiente y contrasta perspectivas. En medio de ellas, los personajes -y sobre todo Scarpia- alzan su falsedad, gracias a Puccini, hasta efectos de veracidad. No es extraño que a la hora de reivindicar el otrora un tanto despreciado Puccini, Tosca se haya instalado en la cresta de su producción y haya tentado a productores de primerísima categoría: cuantos ven la ópera como teatro de alcance popular.

Teatro de la Zarzuela

Tosca, de Giacosa, Illica y Puccini. Director musical: García Navarro. Director escena: Francisco Nieva. Director de coros: José Perera. Escenografía: F. Nieva. Escolanía: C. Sánchez. Decorados: Prosper. Figurines: J. Antonio González. Intérpretes: Giancarlo Tossi, Mario Ferrer, José Carreras, Eva Marton, Ingvar Wisell, J. Manzaneda, J. Moreno, A. Zanetti y A. Curros. 25 de abril.

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Hemos tenido ahora una gran Tosca, pues la americana Eva Marton lo es en todo sentido: belleza vocal, fuerza expresiva y talento de actriz. Sólo así pudo superar el impacto de la ausencia de Montserrat Caballé, indispuesta en el último momento. Scarpia tiene en el barítono Ingvar Wisell. un intérprete magistral. Su voz corre fácil e incisiva a pesar de su considerable volumen. Su encarnación del tremendo personaje es modélica. Y de José Carreras, ¿qué se puede decir cuando va por el mundo de triunfo en triunfo? Sus hermosas condiciones vocales, la gallardía de sus ataques, la seguridad y elegancia de su línea, le han convertido en uno de los favoritos de todos los públicos. Así se entiende el magnífico segundo acto conseguido entre todos, la esplendidez de su «adiós a la vida», la tensión lírica que llevaba en el acto inicial, cortada por un apagón de luz en la escena, que contribuyó a un desquiciamiento general. Excelente el Angelotti de Giancarlo Tossi y el pastor de la Zanetti.

García Navarro dirigió la obra con conocimiento, entrega y una temperatura de gran eficacia, virtudes empañadas por ciertas rudezas y algunas imprecisiones con el palco escénico. Triunfo para todos.

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