Buena acogida al estreno teatral de Manuel Puig

El escritor argentino Manuel Puig presentó por primera vez su versión teatral de El beso de la mujer araña, en la sala Escalante, de Valencia, con excelente acogida de público. Las seis representaciones programadas de sábado a lunes arrancaron fuertes aplausos del público que se dio cita en el teatro, más numeroso de lo previsto en unas fechas que se consumen fuera de la ciudad junto al mar.La adaptación teatral de El beso de la mujer araña sorprende por su fidelidad al texto de la novela, que simplemente se ha sintetizado para ser más eficaz en su progresión dramática. El ensayi...

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El escritor argentino Manuel Puig presentó por primera vez su versión teatral de El beso de la mujer araña, en la sala Escalante, de Valencia, con excelente acogida de público. Las seis representaciones programadas de sábado a lunes arrancaron fuertes aplausos del público que se dio cita en el teatro, más numeroso de lo previsto en unas fechas que se consumen fuera de la ciudad junto al mar.La adaptación teatral de El beso de la mujer araña sorprende por su fidelidad al texto de la novela, que simplemente se ha sintetizado para ser más eficaz en su progresión dramática. El ensayista Andrés Amorós ha escrito con motivo del estreno que: «Hoy, desde luego, cualquier texto puede ser teatral, si se posee el talento escénico para presentarlo adecuadamente. En este caso concreto, no me parece un salto artificioso ni desmesurado. El propio Puig ha realizado la adaptación escénica fiel de una obra que, desde su origen, era ya muy cercana al teatro». La adaptación castellaniza giros específicos argentinos y abrevia las evocaciones de viejas películas que representan el único escape psicológico de los dos presos que protagonizan la obra, interpretados por Juan Diego y José Martín.

La dirección del cineasta José Luis García Sánchez y la escenografia de Andrea D'Odorico resaltan los elementos cinematográficos de la narración de Puig. Los efectos de sombras sobre una pantalla permiten crear el ambiente sórdido y cerrado de la celda y en otros momentos abrirlo al conjunto del edificio carcelario.

Al mismo tiempo, la puesta en escena elude cualquier artificio teatral más allá de la palabra y la interacción dramática entre los dos personajes. La adaptación enlaza con el teatro de la palabra y rehuye de alardes escénicos para centrar la representación en el ejercicio dramático de José Martín y Juan Diego.

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