Nuevos síntomas de tensión en la crisis de Polonia

Descartan en Moscú una inminente intervención de las tropas del Pacto de Varsovia

La visita a Praga del jefe del Estado soviético, Leónidas Breznev, se decidió hace tan sólo una semana, según se pudo saber ayer en Moscú. El domingo -ante el inesperado viaje de Breznev- se rumoreó en la capital soviética la posible celebración de una cumbre, que reuniría a los secretarios generales de todos los partidos comunistas del este de Europa, excluyendo a Rumania.

El tema de esta cumbre -que se celebraría aprovechando el XVI Congreso del Partido Comunista de Checoslovaquia- sería, según los rumores, Polonia. Sin embargo, posteriores noticias terminarían ,apagando los ru...

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La visita a Praga del jefe del Estado soviético, Leónidas Breznev, se decidió hace tan sólo una semana, según se pudo saber ayer en Moscú. El domingo -ante el inesperado viaje de Breznev- se rumoreó en la capital soviética la posible celebración de una cumbre, que reuniría a los secretarios generales de todos los partidos comunistas del este de Europa, excluyendo a Rumania.

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El tema de esta cumbre -que se celebraría aprovechando el XVI Congreso del Partido Comunista de Checoslovaquia- sería, según los rumores, Polonia. Sin embargo, posteriores noticias terminarían ,apagando los rumores: Breznev era el único líder comunista de la Europa del Este que asistía al congreso.Entretanto, el anuncio oficial de que Breznev se desplazará dentro de poco a Bonn, alejó los temores de una inminente intervención militar en Polonia.

No obstante, el tema polaco no podía quedar al margen de los discursos de Praga. Al Fin y al cabo, Checoslovaquia es el país de la zona en el que más recientemente se extendió la disensión. Trece años después de aquella crisis -que no cuajó en cisma por la entrada en el país de los tanques del Pacto de Varsovia-, Checoslovaquia es, junto a Bulgaria, el Estado políticamente más unido a la URSS.

La Prensa soviética de ayer destacaba ampliamente el viaje de Breznev, pero no agregaba detalles. Ayer tarde, la agencia oficial Tass ofrecía extensamente el discurso pronunciado por el secretario general del Partido Comunista de Checoslovaquia, Gustav Husak, en la apertura de su XVI Congreso.

«La historia», dijo Husak, aludiendo a Polonia, «nos ha enseñado lo mucho que significa tener un buen vecino, un buen aliado. O sea, la misma unión política, económica y defensiva. Por eso», agregó, «estamos profundamente interesados en que la República Popular de Polonia se desarrolle como un Estado socialista, estable y sólido».

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Pero tampoco faltaron palabras duras en el discurso del líder checoslovaco, quien reiteró la tesis expuesta varias veces por los soviéticos sobre el papel que desempeñan en esta crisis los vecinos de Polonia. «Todos los que tratan de abusar de los sucesos de Polonia para exacerbar las campanas antisocialistas», dijo, «deben tener presenie nuestra bien clara postura: la defensa del régimen socialista es misión que incumbe a cada Estado socialista y también, al mismo tiempo, misión común de los Estados de la comunidad socialista, que están plenamente dispuestos a defender sus intereses y las conquistas de sus pueblos».

Estas duras palabras del líder checoslovaco eran pronunciadas poco después de que se conociera, oficialmente, la próxima visita a Bonn de Leónidas Breznev.

El anuncio de este viaje ha servido para relajar las previsiones sobre el futuro de la crisis polaca, tan mal augurado en las últimas semanas. Según se piensa en Moscú, la URSS no tiene previsto intervenir en Polonia, ya que una actuación de este tipo acarrearía, sin duda, la suspensión inmediata de esta visita a Alemania Occidental, que ya hicieron pública ayer los soviéticos.

Entretanto, en Moscú se espera con curiosidad el discurso que Breznev habrá de pronunciar en el XVI Congreso del partido checoslovaco. De los nuevos elementos que contenga se podrá deducir cual es la última palabra del Kremlin sobre la crisis polaca.

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