El continuismo presidirá la nueva fase política argentina, afirman las fuerzas armadas

El relevo del teniente general Videla por el teniente general Viola en la presidencia argentina no supone ninguna corrección de rumbo en el proceso político iniciado por los militares el 24 de marzo de 1976, con el derrocamiento de María Estela Martínez. Así lo han manifestado los comandantes en jefe de los tres ejércitos y las propias fuerzas armadas como institución, en el mensaje dirigido ayer al país con motivo del quinto aniversario del golpe.

Ni en este ni en otros mensajes se ofrece compromiso temporal alguno con la instauración de la democracia. El almirante Armando Lambruschini...

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El relevo del teniente general Videla por el teniente general Viola en la presidencia argentina no supone ninguna corrección de rumbo en el proceso político iniciado por los militares el 24 de marzo de 1976, con el derrocamiento de María Estela Martínez. Así lo han manifestado los comandantes en jefe de los tres ejércitos y las propias fuerzas armadas como institución, en el mensaje dirigido ayer al país con motivo del quinto aniversario del golpe.

Ni en este ni en otros mensajes se ofrece compromiso temporal alguno con la instauración de la democracia. El almirante Armando Lambruschini, supremo comandante de la Armada, a la que se le supone una cierta oposición al nombramiento de Viola, fue tajante a este respecto: «Se trata únicamente de un cambio de hombres; porque todas las políticas trazadas hace cinco años se van a seguir aplicando. No es un cambio de Gobierno, sino de hombres, un proceso que debe seguir adelante».En el mensaje de las fuerzas armadas se abunda sobre el carácter «inalterable» del proceso político. El relevo en la presidencia, previsto para el domingo próximo, no tendría así otro sentido que el «despersonalizar» el uso del poder, «haciendo que sean las instituciones, y no hombres providenciales, quienes den satisfacción a los requerimientos de los ciudadanos».

El documento señala, no obstante, que la nueva etapa se caracterizará por «una creciente participación, ya que este proceso no es exclusivo de las fuerzas armadas, es un desafío a los argentinos. Esta participación de la ciudadanía estará «basada en la responsabilidad y la eficacia, ya que la política debe ser instrumento al servicio de la nación, y no un medio para satisfacción de parcialidades», según se aseguraba en el discurso.

Ni en el mensaje institucional de las fuerzas armadas ni en las declaraciones de los militares más significativos hay un sólo compromiso temporal para la instalación de un sistema democrático.

El almirante Lambruscini ha dicho que «no se puede hablar de tiempo» ni de que el Gobierno Viola vaya a ser una segunda etapa.

El objetivo final, «una democracia firme», se impondrá cuando se haya logrado todo lo que se fijaron las fuerzas armadas. Según el mensaje, el tránsito a la democracia se producirá «en el momento oportuno».

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Este compromiso intemporal con la democracia no impide que las fuerzas armadas argentinas dirijan al país una mirada autocomplaciente, hasta el punto de que terminan su mensaje describiendo el país como «un oasis de paz, una promesa de bienestar v un reducto de libertad». En otro pasaje del documento se apunta igualmente que Argentina tiene hoy «una paz con libertad que muchas naciones quisieran como propia».

Grave situación económica

Para que la celebración no tuviera puntos negros no ha habido ni una sola referencia a la grave situación económica que padece el país. El interés interbancario se ha disparado por encima del 350% anual en préstamos a un sólo día y las sociedades financieras llegan a ofrecer el 10% mensual para los depósitos a siete días. A pesar de todo sigue la fuga de pesos hacia el dólar, hasta el punto de que parece casi seguro que se cierre el mercado de cambios durante unos días, a fin de que el nuevo Gobierno tenga aún alguna posibilidad de maniobra cuando asuma el poder la próxima semana.Los argentinos hablan hoy sobre todo de dólares, plazos fijos e intereses. En definitiva, de la crisis de un modelo económico.

De Viola interesa, sobre todo, lo que vaya a hacer en el terreno económico, porque nadie aquí se hace muchas ilusiones sobre un pronto advenimiento de la democracia.

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