Crítica:CINE

Mundo "gay"

Buscando orígenes a la más dura sátira española es preciso remontarse nada menos que a los tiempos de las famosas Coplas del provincial. En ellas el autor anónimo aludía a ciertos personajes con sus vicios y nombres. De que los tiros no andaban demasiado errados es buena muestra la popularidad que alcanzaron, aunque el Santo Oficio se obstinara en condenarlos.-Más tarde, Quevedo y otros genios de fuste volverán a la carga con sus rencillas interiores, aunque evitando, por las mismas razones, toda alusión al trato, entre hombres. Sin embargo, el pecado nefando, tal como se le llamaba ent...

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Buscando orígenes a la más dura sátira española es preciso remontarse nada menos que a los tiempos de las famosas Coplas del provincial. En ellas el autor anónimo aludía a ciertos personajes con sus vicios y nombres. De que los tiros no andaban demasiado errados es buena muestra la popularidad que alcanzaron, aunque el Santo Oficio se obstinara en condenarlos.-Más tarde, Quevedo y otros genios de fuste volverán a la carga con sus rencillas interiores, aunque evitando, por las mismas razones, toda alusión al trato, entre hombres. Sin embargo, el pecado nefando, tal como se le llamaba entonces fue motivo de más de una pragmática, como la que todavía se conserva en el Museo Municipal de Madrid. Si en la ley, la falta se condenaba con pena de hoguera, en las letras tomó siempre el camino de la comicidad hasta tiempos relativamente cercanos. La risa así ha venido a ser, salvó muy raras excepciones, método de evasión cuando no pura defensa de quien se sabe y supo al margen de una sociedad cargada de amenazas, ya que no de razones.

Gay club

Dirección: Ramón Fernández. Guión: Manuel Vidal, Fotografía: Fernando Arribas. Intérpretes: Josele Román, Paco Algora, Isabel Luque, Antonio Gamero, Florinda Chico, Manolo Alejandro. Humor. España, 1981. Local de estreno: cine Fuencarral

Hoy, el famoso gay ha saltado desde la sombra de sus cenáculos privados a la luz de una nueva moral, desde el gracioso inevitable de antaño a otros empeños más cercanos a la realidad. No ha seguido, sin embargo, el ejemplo del cine anglosajón, de Esa extraña pareja, sino en vagos ensayos como aquel Diferente, donde el ballet cubría todo tipo de alusiones. El humor sigue primando en tanto el cine; Ramón Fernández, en sus últimos: filmes, toca burla burlando, la actualidad del país en algunos de sus temas principales.

Así, este último, a medias comedia y a medias espectáculo, a través del cual nos ofrece un aspecto festivo que encubre el drama de un mundo aparte, bien servido por actores y cantantes arropados por la profesionalidad de Florinda Chico, Antonio Medina y Manuel Alejandro.

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