"Kagemusha"', en la apertura del festival de Belgrado

Con la proyección del filme japonés Kagemusha, de Kurosawa, se iniciaba en la noche del viernes el XI Festival Internacional de Cine de Belgrado, que constituye desde hace diez años el espectáculo más mundano y cosmopolita que el séptimo arte produce en, los seis países balcánicos. El festival, no competitivo por la poca importancia de sus premios -no oficiales- sirve, sobre todo, para reunir en la capital yugoslava los mejores filmes del mundo.Este año faltarán algunos grandes títulos de la cinematografía anual, lo que producirá vacíos en el panorama de los mejores filmes del mundo que siempr...

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Con la proyección del filme japonés Kagemusha, de Kurosawa, se iniciaba en la noche del viernes el XI Festival Internacional de Cine de Belgrado, que constituye desde hace diez años el espectáculo más mundano y cosmopolita que el séptimo arte produce en, los seis países balcánicos. El festival, no competitivo por la poca importancia de sus premios -no oficiales- sirve, sobre todo, para reunir en la capital yugoslava los mejores filmes del mundo.Este año faltarán algunos grandes títulos de la cinematografía anual, lo que producirá vacíos en el panorama de los mejores filmes del mundo que siempre este festival quiere presentar. Los productores se han negado a enviar copias para su proyección en el mismo, sin previa garantía de que Yugoslavia las adquirirá a precios comerciales.

Los favoritos de la muestra son Kurosawa, con su Kagemusha, la obra más cara de la historia del cine japonés; Mi tío de América, de Alain Renais; Casada por primera vez,- filme soviético de lo cotidiano, de Yosif Jeifich, uno de los decanos del cine ruso, que se ha llevado para su actriz, Eugenia Glusenko, el primer premio a la interpretación femenina. Siguen La ciudad de las mujeres, de Fellini, y Gloria.

Durante el festival se celebrará un seminario sobre el cine y la televisión, condenados a aliarse tras años de recelos. El director yugoslavo Srdjan Karanovic declaraba ayer en Belgrado que «los costos se han disparado tanto que, dentro de poco, va a ser imposible producir sin el báculo de la televisión, aunque eso no signifique que de los retales del cine vayan a hacerse series televisivas o viceversa. Se trata más bien de sistematizar una colaboración en la que cada cuál iría a lo suyo, ahorrándose tiempo y costos."

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