Tribuna:

Sol y viento, materias primarias

La obtención de energía mediante la conversión ciclónica se basa en la creación de un ciclón artificial dentro de una torre diseñada a tal fin. Dos factores energéticos son utilizados para producir la secendencia del aire dentro de la torre: el calentamiento solar y la fuerza del viento. Alrededor de la torre se coloca una superficie que absorba el calor del sol, mediante una especie de extenso invernadero circular. El aire así calentado no tiene otra salida que la zona central de la torre. Por otra parte, el viento, sea cual sea su dirección, es obligado a entrar hacia el interior de la zona,...

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La obtención de energía mediante la conversión ciclónica se basa en la creación de un ciclón artificial dentro de una torre diseñada a tal fin. Dos factores energéticos son utilizados para producir la secendencia del aire dentro de la torre: el calentamiento solar y la fuerza del viento. Alrededor de la torre se coloca una superficie que absorba el calor del sol, mediante una especie de extenso invernadero circular. El aire así calentado no tiene otra salida que la zona central de la torre. Por otra parte, el viento, sea cual sea su dirección, es obligado a entrar hacia el interior de la zona, girando en el sentido de giro ciclónico y ascendiendo de la misma manera que los típicos remolinos de verano. En la parte superior de la torre, y recogiendo todo el flujo ascendente, se coloca un rotor asociado a un generador eléctrico, obteniéndose electricidad que puede ser directamente aprovechada, o que puede ser utilizada para descomponer agua en hidrógeno y oxígeno.La torre de obtención de energía por conversión ciclónica fue presentada al Congreso de Invenciones y Nuevas Tecnologías de Ginebra en el año 1977, obteniendo, entre más de 11.500 expositores, la medalla de oro del certamen. Asimismo, el invento de Zapata ha obtenido el Premio Madrid del Colegio de Ingenieros Técnicos y Peritos Industriales, y posee certificados de viabilidad del Instituto de Física de la Universidad de Wurzburg (Alemania), de la Comisión de Energía del Estado de Salzburgo (Austria) y de la Empresa Estatal de Energía de Berlín Occidental. A pesar de todo, no ha merecido la más leve ayuda por parte española.

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Un sistema revolucionario

El sistema de energía ciclónica puede ser catalogado de revolucionario en el campo de las energías alternativas. La crisis energética, fundamentalmente el aumento de precio del petróleo y su escasez a corto plazo, ha potenciado el establecimiento de grandes centrales productoras de energía concentrada (centrales térmicas, centrales nucleares), olvidando, la mayor parte de la tecnoburocracia internacional el evidente interés que presenta la descentralización de la energía mediante productoras dispersas y de potencia mucho menor. En este campo de la energía dispersa es donde las energías alternativas «blandas» (solar, eólica, etcétera) parecen tener un futuro más prometedor, aunque abarcando porcentajes del consumo total muy pequeños (según ciertos cálculos oficiales, no se llegará a más de un 5% del consumo total de energía mediante estas energías blandas).

El sistema mixto eólico-solar de José Valentín Zapata ofrece la posibilidad de obtener energía blanda a bajo precio y, si es necesario, en grandes centrales que pueden muy bien llegar a los mil megavatios, energía suficiente para el consumo de una ciudad de un millón de habitantes. Los sistemas eólicos tienen una limitación evidente, por el hecho de moverse grandes masas girando, si se quiere obtener energía en cantidades importantes: los alemanes tienen actualmente en montaje una unidad de este tipo que, para conseguir sólo cien kilowatios, necesita torres de más de doscientos metros de altitud, y masas girando (palas de la hélice) cuya vida es difícil que supere los cinco años, por los múltiples problemas de desgaste, esencialmente debidos a falta de equilibrio y a múltiples vibraciones. En cambio, un sistema de conversión de energía ciclónica, como el que va a ser instalado en Santa Cruz de la Zarza, proporcionará esos cien kilovatios con una torre de veinticinco metros de altura y una superfície circular, alrededor de ella, de cincuenta metros de diámetro.

Por otra parte, nada impide la utilización de torres de mayor tamaño y mayor potencia, como la que actualmente se está diseñando en Grazz (Austria), por el grupo de José Zapata, que dará una potencia de cien megavatios (capaz de abastecer totalmente a ciudades de 100.000 habitantes). Asimismo, es perfectamente posible utilizar torres de conversión ciclónica para obtener energía con la que bombear, desde una presa auxiliar a inferior nivel, agua hacia la presa superior, con lo que se conseguiría una producción de energía hidroeléctrica constante, aun cuando las lluvias fuesen escasas. Y en caso de lluvias suficientes, la energía producida por la torre sería directamente utilizada en la red o bien serviría para obtener hidrógeno a bajo coste.

En cualquier caso, es perfectamente posible que cada pueblo o ciudad pequeña tenga su torre ciciónica con el fin de autoabastecerse en energía. Lo qué quizá no fuese del agrado de las grandes compañías petroleras o eléctricas, a pesar del evidente progreso que supone para nuestro país la obtención de energía mediante medios naturales baratos y no contaminantes; no en vano los grandes beneficiados de la crisis energética no han sido sólo los países productores de petróleo sino, sobre todo, las grandes empresas petroleras.

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