Revel presentó en Madrid su "Un festín en palabras"

Ayer se presentó el libro del director del semanario francés L'Express, Jean-François Revel, Un festín en palabras, que acaba de publicar la editorial Tusquets. Se trata, como reza el subtítulo del libro, de una «historia literaria de la sensibilidad gastronómica de la antigüedad a nuestros días », que se autor define como «una investigación de la vida cotidiana en uno de sus aspectos más importantes, el de la comida, y a partir de la literatura, al margen de los libros de cocina y hasta de otros -como el Pantagruel, de Rabelais- demasiado evidentes».«La idea», decía el di...

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Ayer se presentó el libro del director del semanario francés L'Express, Jean-François Revel, Un festín en palabras, que acaba de publicar la editorial Tusquets. Se trata, como reza el subtítulo del libro, de una «historia literaria de la sensibilidad gastronómica de la antigüedad a nuestros días », que se autor define como «una investigación de la vida cotidiana en uno de sus aspectos más importantes, el de la comida, y a partir de la literatura, al margen de los libros de cocina y hasta de otros -como el Pantagruel, de Rabelais- demasiado evidentes».«La idea», decía el director de L'Express, con una frialdad gala difícil de romper, "es encontrar en la literatura lo que yo llamo la información involuntaria acerca del comportamiento, concretamente gastronómico, de la gente en determinados momentos de la historia. Por ejemplo, en el Pickwick, de Dickens, se pasan. el día tomando cognac con agua, lo que prueba que en la Gran Bretaña de las primeras décadas del XIX, el cognac estaba tan de moda como el whisky ahora en España o en Francia. Los ingleses de entonces desconocían el escocés y, en cambio, tomaban sin parar el cognac francés ».«Yo creo», dice Revel, «que la noticia de la cotidianidad y de la convivencia está en los textos y documentos menos específicos de los distintos temas. Por ejemplo, en la gastronomía, en el futuro y ahora, servirían muy bien para investigar la conducta en este sentido, las notas de gastos de las empresas. Pueden dar una imagen ajustada de lo que es, por ejemplo, el gusto de los hombres de negocios, de los almuerzos de trabajo ».

Revel parece no entender, pese a su castellano casi perfecto, la pregunta sobre los orígenes del interés actual sobre temas gastronómicos -dice que ése no es su tema, y que «no tiene ninguna explicación»ni sobre la ideología que yace bajo esta investigación, si es que hay alguna. «Hay», dice, «una curiosidad cada vez mayor por los aspectos cotidianos de la historia pasada. No sólo es la comida: es los trajes, el maquillaje, el juego».

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