La homosexualidad, tema de los últimos premios literarios franceses

Concedidos los Médicis y el Fémina

Los grandes premios literarios franceses de este otoño, como las costumbres de los tiempos que corren, apuntan por la homosexualidad. El lunes de la semana pasada, Yves Navarre ganó el Goncourt con El jardín de aclimatación, novela en la que narra las cuitas de un homosexual enfrentado a las «buenas cosumbres» de su familia burguesa. Ayer, el jurado del Fémina otorgó su galardón a Jocelyne François, 47 años, por su tercera novela, Interprétanos España, narración autobiográfica de su condición de lesbiana, también enfrentada a una familia intransigente.El«Premio Médicis fue conced...

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Los grandes premios literarios franceses de este otoño, como las costumbres de los tiempos que corren, apuntan por la homosexualidad. El lunes de la semana pasada, Yves Navarre ganó el Goncourt con El jardín de aclimatación, novela en la que narra las cuitas de un homosexual enfrentado a las «buenas cosumbres» de su familia burguesa. Ayer, el jurado del Fémina otorgó su galardón a Jocelyne François, 47 años, por su tercera novela, Interprétanos España, narración autobiográfica de su condición de lesbiana, también enfrentada a una familia intransigente.El«Premio Médicis fue concedido, por primera vez al alimón, a Jean Luc Benoziglio, por Gabinete retrato, y a Jean Lahougue, por Comptine des Height. El jurado Médicis también premia a un novelista extranjero, en esta ocasión el que era favorito fue seleccionado. André Brink, escritor afrikaner, fue coronado por Una estación blanca y seca.

Jean Lahougue, sin embargo, ha renunciado al Premio Médicis aduciendo que «los premios literarios son estúpidos y que no existe ningún criterio que permita dilucidar que un autor es mejor que otro». Este escritor no ha permitido que el editor ponga en el libro la banda con el premio.

Jocelyne François, con sus dos novelas anteriores -Las felicidades y Los amantes- no había pasado de un público restringido: la felicidad y el amor, sus dos temas constantes, desahogados siempre en climas poéticos y musicales, no desencadenaban la pasión de los lectores. Ahora, al contar su autobiografía de lesbiana en primera persona, con su propio nombre, ha llamado la atención del jurado Fémina, integrado por mujeres. El título de la novela Interprétanos España es enigmático a primera vista, pero rápidamente se descubre que España es una partitura que le servía de latiguillo a la familia de la protagonista para aficionarla al piano. Con el tiempo, la niña dejó de serlo, y la afición musical se quedó en una cierta pasión por la vida.

De los tres escritores galardonados con el Médicis, premio especializado en literatura difícil, el surafricano Brink es reconocido como el más indiscutible. La crítica esperaba esta distinción. En lo más negro de la noche ya había sido calificada como una novela de talla excepcional. En ese libro, el protagonista era un negro que cometía el «crimen» de mantener relaciones con una blanca. Este tema antirracista se repite en Una estación blanca y seca: a lo largo de la historia, un profesor investiga sobre la desaparición del hijo de su jardinero, negro. Brink, personalmente, ha sido víctima de la persecución de la policía de Soweto. Y este libro premiado ahora fue secuestrado por las autoridades de Africa del Sur pocos días después de su aparición en las librerías.

Mientras se van desgranando los cinco premios vedette de las letras francesas (sólo queda pendiente el Interalle), continúa la polémica en torno a unos jurados «vendidos a las editoriales».

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