TEATRO

Onomatopeya

Nada puede envejecer tanto como la vanguardia, cuando se queda quieta y cuando lo que ha podido ser un hallazgo en su tiempo lo ha pasado ya a otros experimentos. El Grupo Cero, aun siendo reciente, sufre esta vejez. Ha optado por la abolición de la palabra y por la expresión gestual y corporal, cuando ya muchos de los que inventaron el proceso vuelven de ese camino.Cuando se inventó la abolición de la palabra se trataba, sobre todo, de destruir un lenguaje ocupado, dominado por determinadas estructuras sociales, que, según parecía a estos creadores, era un lenguaje violado e inutilizado para ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Nada puede envejecer tanto como la vanguardia, cuando se queda quieta y cuando lo que ha podido ser un hallazgo en su tiempo lo ha pasado ya a otros experimentos. El Grupo Cero, aun siendo reciente, sufre esta vejez. Ha optado por la abolición de la palabra y por la expresión gestual y corporal, cuando ya muchos de los que inventaron el proceso vuelven de ese camino.Cuando se inventó la abolición de la palabra se trataba, sobre todo, de destruir un lenguaje ocupado, dominado por determinadas estructuras sociales, que, según parecía a estos creadores, era un lenguaje violado e inutilizado para la expresión de la profundidad de los sentimientos humanos. Hoy la lucha de estas vanguardias va más por la recuperación o la reconquista del lenguaje.

Asa Nisi Masa, creación colectiva del Grupo Cero

Intérpretes: Sixto Cid, Chete Lera, Aurora Montero, Pepo Oliva, Enrique Sandino, Rosa Savoini. Director: Roberto McKay. Estreno: teatro Martín. 6-XI-1980.

En el Grupo Cero, el sonido va más bien por la onomatopeya que por la invención de voces y ruidos genuinos como consiguió hacerlo el Roy Hart Theater durante su primera y fecunda época; parece entonces por lo menos, a mí que en lugar de un poslenguaje es un prelenguaje; que linda lo subnormal, hasta lo zoológico. Cuando aparecen, mimadas, ciertas acciones -la comunicación telefónica, el tráfico y su regulación- se siente la angustia -distinta, creo, a la que se trata de provocar- de la falta de medios para decir lo que los intérpretes-autores quieren decir.

El agotador ejercicio corporal a que se entregan los abnegados actores no es suficiente. Dan, sin embargo, la impresión de que cuando trabajen más y traten de evolucionar pueden encontrar otros hallazgos más en consonancia con nuestro tiempo. Ahora, en lugar de reducir o allanar las barreras y establecer la comunicación, las aumentan. Fue tina aventura que ya sufrió el Living Theatre, que tampoco supo encontrar a tiempo el camino de regreso.

La primera parte está compuesta por ese intento de expresión; en la segunda, menos rigurosa, se mezclan ya algunos colores de vestuario, alguna música, algún criterio de danza.

La vocación del Grupo Cero, el espíritu de trabajo que le impulsa, la identidad que parece conseguida entre todos, merece que ellos mismos reflexionen, evolucionen y ofrezcan algo más sustancioso.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En