Angel Orcajo: "La violencia me interesa como testimonio"

El Museo de Arte Contemporáneo abrió la temporada con una exposición suya

El pintor Angel Orcajo, que ha inaugurado una exposición antológica de su obra en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, es un artista cuyas reflexiones sobre el mundo que le rodea le llevan a analizar la violencia que describe en sus cuadros: «La violencia me interesa como testimonio en donde las formas se destruyen o se transforman». Para él, y esto se advierte en su muestra pictórica, la violencia puede tener dos lecturas: positiva y negativa.

La exposición antológica del pintor Angel Orcajo se ha presentado bajo el título Veinticuatro años de pintura. 1956-1980. Estará abi...

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El pintor Angel Orcajo, que ha inaugurado una exposición antológica de su obra en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, es un artista cuyas reflexiones sobre el mundo que le rodea le llevan a analizar la violencia que describe en sus cuadros: «La violencia me interesa como testimonio en donde las formas se destruyen o se transforman». Para él, y esto se advierte en su muestra pictórica, la violencia puede tener dos lecturas: positiva y negativa.

La exposición antológica del pintor Angel Orcajo se ha presentado bajo el título Veinticuatro años de pintura. 1956-1980. Estará abierta al público durante los meses de octubre y noviembre. En la inauguración actuó el Cuarteto de Jazz Contemporáneo de Madrid, y en diferentes días habrá charlas y coloquios en los que críticos y artistas darán un tono de cultura viva a los quehaceres del museo, que con esta exposición ha abierto su temporada.Orcajo posee un amplio currículo y una profesionalidad lograda pintando día a dia, olvidándose de modas y creyendo siempre en lo que estaba haciendo. Le ha llegado la hora de hacer balance, y qué mejor oportunidad que esta exposición antológica sobre la que Orcajo comenta: «La he planteado mostrando con rigor cronológico todo mi trabajo hasta la obra última, no como una culminación, sino como lo que pudiera explicar futuras realizaciones de las que presento croquis y bocetos de próximos trabajos». El crítico Juan Manuel Bonet escribe en el catálogo: «Orcajo expone el fruto de casi veinticinco años de trabajo. Tres décadas especialmente complejas, vividas -pintadas- con obstinación y rigor. A contrapelo, unas veces, de las tendencias dominantes, sacrificando otras a tal o cual normativa, pero siempre con la conciencia de que por sí solas ni la rebeldía ni la moda justifican nada en pintura, aquí tenemos a un pintor que aparece en esencia justo cuando la crisis del informalismo, que madura a lo largo de los sesenta y setenta y que ahora, en el umbral de los ochenta, considera necesario hacer su propio y público balance ... ».

Orcajo es hombre pausado, que habla con ponderación, y que así teoriza sobre los problemas de su tiempo. Es consciente de que existe la violencia y la asume para darnos diferentes claves de sus consecuencias: «La violencia puede tener dos lecturas, positiva y negativa. Un coche lanzado a gran velocidad entraña belleza. La música rock posee una carga liberadora. La ventaja de los artistas es que se deshacen de sus inhibiciones pintando».

La temática de Orcajo se desarrolla en la violencia ciudadana, la ansiedad urbana y la opresión de la macrociudad. El desarrollo de su obra lo define así: «Aparecía un mundo íntimo, doméstico, en las obras de 1956-1960, con una magia palpitante y pausada. Había misterio. De un modo gradual descubro el mundo urbano. Me encuentro con la frialdad del mundo exterior. Padezco la agresión». Son los tiempos de las autopistas, de la Serie de las cabezas, donde se entremezclan una amplia versión de interpretaciones espaciales. Títulos como Amenaza al amanecer, Anochecer sin salida, Símbolo amenazante o El sueño del terror, ilustran el mundo de pesadilla.

En la obra última aparece una nueva valoración del cromatismo. El color se ha enriquecido. Angel Orcajo lo titula Incidencias, y nos comenta: «Es el mundo tecnológico, la dinámica de los neones, de la electricidad. Elementos que constituyen el espacio, que lo transforman, y los objetos que lo pueblan. Así como antes existía un plano medio, refiriéndonos al cine, en el que el espectador accedía al cuadro a través de unas líneas de fuga no tradicionales, hoy presento un plano americano, en el que las formas pululan y las tensiones aparecen como la trama que sostiene ese macrocosmos».

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