LA LIDIA: SAN MARTÍN DE VALDEIGLESIAS

Inexplicable vuelta al ruedo a una "mona"

El paseo triunfal de una mona por el ruedo, arrastrada a paso lento por las mulillas, no es muy edificante ni ejemplar. Pero, por las precipitaciones del asesor y el barullo del presidente, que medio asomó el pañuelo verde, en lugar del azul, por el antepalco, tuvimos que pasar por el bochorno de contemplar el paseo de la monita entre los aplausos del público y el aislado silbido de un aficionado.

La mona había demostrado gran nobleza en la muleta, descubriendo la poca torería de Esplá, que le hizo una faena muy por debajo de lo que pedía la suave y tontorrona e...

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El paseo triunfal de una mona por el ruedo, arrastrada a paso lento por las mulillas, no es muy edificante ni ejemplar. Pero, por las precipitaciones del asesor y el barullo del presidente, que medio asomó el pañuelo verde, en lugar del azul, por el antepalco, tuvimos que pasar por el bochorno de contemplar el paseo de la monita entre los aplausos del público y el aislado silbido de un aficionado.

La mona había demostrado gran nobleza en la muleta, descubriendo la poca torería de Esplá, que le hizo una faena muy por debajo de lo que pedía la suave y tontorrona embestida. Pero ese torito había sido cambiado con un picotacín del picador, a petición del espada. Y cuando un torero pide el cambio con un arañazo, es porque ha visto que, en vez de toro, tiene una mona. Y premiar a una mona con una vuelta al ruedo es un descrédito para los toros que recibieron este premio, después de pelear en tres y cuatro varas y embestir con coraje y no con bobería, y que figuran en la historia del toreo. Por eso, cuando en vez de mona tuvo Esplá toro, como ocurrió con el quinto, se acabó la pinturería y el juego de «izquierda-molinete-derecha». No pudo con el soberbio ejemplar, que tomó tres varas, como está mandao. Como tampoco pudo Morenito con el sexto. Pero al venezolano le tendremos que disculpar, porque su merma de facultades, reciente aún la herida de San Sebastián de los Reyes, era bien, visible.

Plaza de San Martín de Valdeiglesias

Tercera de feria. Toros de Los Eulogios, de desigual presentación y comportamiento. Muy chico el segundo y con presencia y respeto el quinto y el sexto. El rejoneador Moura: un aviso y silencio; pitos. J. Antonio Esplá: oreja y bronca. Morenito de Maracay: pitos y silencio.

El rejoneador Moura resultó menos espectacular que en otras ocasiones, tal vez porque el ruedo de la plaza de San Martín no permite, por su tamaño, la lucha de poder a poder con los toros. Pero las dimensiones del ruedo no disculpan su desastrosa actuación a la hora de matar a sus toros.

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