Picasso surrealista, analizado por Calvo Serraller

En la mañana de ayer, dentro del ciclo «Picasso y las vanguardias», que actualmente tiene lugar en la Universidad de Verano de Santander, Francisco Calvo Serraller, profesor de Historia de Arte en la Universidad Complutense y crítico de arte de EL PAIS, habló sobre Picasso y el surrealismo.Comenzó el conferenciante trazando un panorama sobre la situación del arte de vanguardia en París tras la primera guerra mundial. En aquella época, cuya fecha simbólica situó Calvo Serraller en 1920, se produjo una «vuelta al orden», como consecuencia del cansancio moral que trajo el desastre de la g...

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En la mañana de ayer, dentro del ciclo «Picasso y las vanguardias», que actualmente tiene lugar en la Universidad de Verano de Santander, Francisco Calvo Serraller, profesor de Historia de Arte en la Universidad Complutense y crítico de arte de EL PAIS, habló sobre Picasso y el surrealismo.Comenzó el conferenciante trazando un panorama sobre la situación del arte de vanguardia en París tras la primera guerra mundial. En aquella época, cuya fecha simbólica situó Calvo Serraller en 1920, se produjo una «vuelta al orden», como consecuencia del cansancio moral que trajo el desastre de la guerra y también como reacción frente al optimismo agresivo de la primera oleada de la vanguardia de antes de la guerra, que coronaría el cubismo.

El caso del Picasso de entonces puede servir perfectamente de ejemplo: matrimonio con la bailarina rusa Olga Kokhlova, intensa vida social, respetabilidad burguesa y, en términos pictóricos, seducción por las formas tradicionales coqueteando con el clasicismo francés a lo Ingres. Era, según Calvo Serraller, un síntoma más de una corriente que afectó a otras personalidades de la vanguardia como, Braque, Leger, Derain y Matisse, entre otros.

Sin embargo, Picasso, a diferencia de estos últimos, no se creía de verdad esta vuelta al orden, que para él será simplemente una tregua. Se pudo ver, también, según Calvo Serraller, cuándo aparecen en escena los dadaístas y los surrealistas, que pretendían continuar la primitiva línea de ruptura y de radicalidad que caracterizó a la primera vanguardia. Es entonces cuando Picasso y los surrealistas coinciden en un mismo frenesí destructivo, ahondando en las posibilidades de la modernidad artística.

Tras comentar las principales interpretaciones que se han producido en torno a las relaciones de Picasso y los surrealistas, Calvo Serraller concluyó afirmando que el surrealismo se había servido emblemáticamente de Picasso como el único pintor capaz de rematar coherentemente la liquidación de las formas tradicionales de expresión.

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