Crítica:TEATRO/

Una mujer sola

Norma Aleandro es una actriz argentina de primer orden. Lleva tiempo en España sin encontrar una buena ocasión de ejercer su profesión: el teatro, ya se sabe, está difícil. Presenta ahora, en el teatro Maravillas, un espectáculo en el que actúa ella sola, con grandes y pequeños textos, clásicos y modernos. No es evidentemente lo mismo el trabajo de actriz en una obra, incluso en un monólogo, que la sucesión de tensiones y emociones que requiere este tipo de exhibición.Tiene una base sólida: comunica con el público, establece la corriente entre la escena y la sala. No es nada fácil estar casi d...

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Norma Aleandro es una actriz argentina de primer orden. Lleva tiempo en España sin encontrar una buena ocasión de ejercer su profesión: el teatro, ya se sabe, está difícil. Presenta ahora, en el teatro Maravillas, un espectáculo en el que actúa ella sola, con grandes y pequeños textos, clásicos y modernos. No es evidentemente lo mismo el trabajo de actriz en una obra, incluso en un monólogo, que la sucesión de tensiones y emociones que requiere este tipo de exhibición.Tiene una base sólida: comunica con el público, establece la corriente entre la escena y la sala. No es nada fácil estar casi dos horas en escena, sin interrupción, y mantener el público a favor. Tiene una voz bonita, que modula y altera a conveniencia; un ademán justo, un rostro muy expresivo. No siempre acierta en la interpretación de los textos.

Sobre el amor y otros cuentos sobre el amor

. Espectáculo basado en textos, en prosa y verso, de Eurípides, Lope de Vega, Prévert, García Lorca, Borges, García Márquez, Muñoz Seca y otros, interpretados por la actriz Norma Aleandro. Estreno en el teatro Maravillas.

Posee lo que antes se llamaba «vis cómica»: es admirable su acentuación de la comicidad y el humor, y tiene grandes momentos de trágica, como en el monólogo de Medea,- no encuentra la misma facilidad para el verso clásico español: los dos sonetos de Lope de Vega que dice pierden su ritmo, su musicalidad, su sentido. Tampoco acierta en los recitativos, o semicanciones: Los mozos de Monleón o La Tarara. Narra muy bien, como en un cuento de García Márquez, pero la longitud del texto elegido termina por convertirse en monotonía, y deja de sujetar la atención del público. Un texto de drama contenido, como el poema de Prévert, obtiene de ella toda la expresividad posible.

Con todo ello, Norma Aleandro obtuvo un éxito importante; aplaudida, ovacionada en muchos momentos. Merece la pena verla y escucharla. Merecería la pena también que entrara en el teatro español -como tantos actores españoles entraron y entran en el teatro argentino-, al que puede aportar una gran personalidad en la interpretación y la dirección de escena, y que no necesite presentarse en esta soledad del escenario vacío.

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