"Si políticamente se ha decidido que España sea una plataforma de colonización científica, que lo digan"

Unas quinientas personas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se manifestaron ayer en Madrid, y una comisión entregó al ministro de Universidades e Investigación un escrito sobre la problemática de dicho Consejo, concertando una entrevista para el próximo día 3 de junio. «Por primera vez, los diversos sectores del CSIC se han unido para enfrentar globalmente los problemas», manifestaron ayer los miembros de la comisión negociadora, «que, desde hace dos años, tratamos de exponer al ministerio, sin encontrar por su parte un camino al diálogo».

Ayer, a las once de la mañana,...

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Unas quinientas personas del Consejo Superior de Investigaciones Científicas se manifestaron ayer en Madrid, y una comisión entregó al ministro de Universidades e Investigación un escrito sobre la problemática de dicho Consejo, concertando una entrevista para el próximo día 3 de junio. «Por primera vez, los diversos sectores del CSIC se han unido para enfrentar globalmente los problemas», manifestaron ayer los miembros de la comisión negociadora, «que, desde hace dos años, tratamos de exponer al ministerio, sin encontrar por su parte un camino al diálogo».

Ayer, a las once de la mañana, el personal del CSIC se reunió en el patio de su sede, en la calle de Serrano, número 117. Representantes de los concentrados visitaron al presidente del CSIC, a quien invitaron a sumarse a la manifestación que seguidamente iban a emprender, declinando dicha invitación el presidente del organismo «por no parecerle oportuno, aunque comprendía las motivaciones de los trabajadores para hacerlo», según transmitieron éstos. El personal del CSIC de Madrid recorrió un centenar de metros de la acera lindante al edificio científico y al colegio Ramiro de Maeztu y se concentró a la espera del regreso de los seis representantes que acudieron al Ministerio de Universidades e Investigación, próximo a la zona. En tres pancartas se leía: «El CSIC, unido por una investigación al servicio de la sociedad», «Por una política de crecimiento y promoción», «El Gobierno habla de crisis, pero abandona la ciencia. Sin ciencia no hay desarrollo».Según informaron los miembros de la comisión negociadora, en el ministerio se encontraron casualmente con el presidente del Senado, Cecilio Valverde, quien expresó: «Los conozco a ustedes y seguramente tienen razón». El escrito fue trasladado al ministro, Luis González Seara, quien lo devolvió con unos párrafos subrayados en rojo y con una cita para el día 3 de junio.

Posteriormente, los manifestantes volvieron a reunirse en asamblea informativa en el salón de actos del CSIC, donde se acordó celebrar una nueva asamblea al día siguiente del encuentro con el ministro, a las doce de la mañana, para debatir los resultados.

«Lo que aquí está en juego es el futuro del CSIC y la política científica española», expusieron en una rueda de prensa, celebrada a continuación por los componentes de la comisión negociadora. «El CSIC, que mantiene una plantilla de 5.000 personas en 120 centros, repartidos por toda España, con excepcional del País Vasco, ha tenido en 1980 un incremento del presupuesto de un 7,2% sobre el de 1979, es decir, muy inferior al incremento del gasto público. De dicho presupuesto, el 84,2% se va en gasto de personal, y un 6,8% en servicios, luego resta un 9% para la realización de la investigación. Esto es ridículo, si se tiene en cuenta que lo idóneo y practicado en otros países es dedicar a la práctica de la investigación un 40% del presupuesto».

«Los diferentes problemas que tiene planteados el CSIC», añadieron, «hacen que camine hacia una situación de deterioro progresivo, hacen que se esté ahogando; entonces la cuestión es preguntar: ¿qué quieren hacer? Si se trata de que existe la decisión política de que España sea un país subdesarrollado o una simple plataforma de servicio para los intereses colonizadores de otros países, que lo digan claramente».

El personal del CSIC, tanto de los estamentos de investigación como de auxiliares, becarios y restantes colectivos, tienen una idea clara sobre su función: «Aquí estamos para lo que nos manden, pues que nos manden. Hay sectores sociales en España que, a corto plazo, necesitan de respuestas y soluciones concretas, como es en las áreas de la sanidad, la vivienda, la agricultura, etcétera. Lo único que hay que hacer es planificar, pero no este muro de silencio que separa al estrato científico del resto de la sociedad». Otra alternativa, sugieren, «sería la de especializar el CSIC en un solo terreno, el biológico, el astrofísico, el que se quiera, aunque la tendencia científica es mayor hacia la multiplicidad como ahora mismo se trabaja». En este sentido, el escrito presentado al ministro insiste igualmente en la «exigencia de una definición urgente, clara y sin ambigüedad del papel del CSIC dentro del contexto de la política científica global del Estado».

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