Debates de filósofos, sociólogos y psicólogos sobre las raíces socioculturales del terrorismo

El terrorismo como secularización de la violencia sagrada es el título de la conferencia que pronunció el pasado martes el filósofo José Luis Aranguren, dentro del ciclo de conferencias Terrorismo y sociedad, que se celebra en el Colegio Mayor Chaminade, de Madrid, en cuyo programa se anuncia para las ocho de la tarde de hoy la intervención del diputado de Euskadiko Ezkerra Juan María Bandrés, quien tratará las situaciones de violencia desde el punto de vista de la realidad política. Las relaciones entre terrorismo, narcisismo y televisión y la psicología de la violencia han sido ot...

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El terrorismo como secularización de la violencia sagrada es el título de la conferencia que pronunció el pasado martes el filósofo José Luis Aranguren, dentro del ciclo de conferencias Terrorismo y sociedad, que se celebra en el Colegio Mayor Chaminade, de Madrid, en cuyo programa se anuncia para las ocho de la tarde de hoy la intervención del diputado de Euskadiko Ezkerra Juan María Bandrés, quien tratará las situaciones de violencia desde el punto de vista de la realidad política. Las relaciones entre terrorismo, narcisismo y televisión y la psicología de la violencia han sido otros aspectos del problema, desarrollados estos días pasados por el sociólogo Amando de Miguel y el profesor José Luis Pinillos, respectivamente. El próximo día 20, a las once de la noche, terminará el ciclo con la exposición del profesor José Vidal-Beneyto sobre El terrorismo, utopía del medio.«En la religión es frecuente encontrar un componente violento, cruento incluso, ligado a la idea de lo sagrado y del sacrificio. Tanto la religión hebrea como la islámica, ambas participes de ese carácter violento, contaminaron el cristianismo medieval, que respondió con las cruzadas a la guerra santa, proclamada por el Islam. Por otra parte, según la teología fundamental del cristianismo, la redención de la Humanidad no se verifica sólo en virtud del amor, sino que requiere el pago de un precio, de un rescate, nada menos que el sacrificio de un Dios en la Cruz». Estos son los principales puntos que centraron la conferencia de José Luis Aranguren, catedrático de Ética de la Universidad Complutense,

El profesor Aranguren recordó el enfrentamiento que se produjo durante la guerra civil entre los vascos y los navarros, los pueblos más católicos de España en esos momentos, o al menos los más practicantes. «Entre ellos se entabló la lucha de dos tipos de religiosidad: el nacional-catolicismo avant la letre, que representaba los navarros, y el catolicismo-nacional que surge del País Vasco, una isla de culto católico en la España republicana, que vivía ya un proceso de secularización a causa de mayor desarrollo socioeconómico, desarrollo que no correspondía con el cultural».

Conferencia de Amando de Miguel

«La existencia de armas suficientes para infundir terror y de medios de comunicación que permiten difundir instantánea y universalmente el acto terrorista, son los factores que caracterizan el terrorismo como un fenómeno contemporáneo, que no ha hecho más que empezar», dijo Amando de Miguel, en el curso de su conferencia, con la que se inició el ciclo Terrorismo y sociedad el jueves pasado. El profesor De Miguel consideró la carencia de una sociología del terrorismo, pese a existir algunos estudios parciales sobre el tema en Estados Unidos e Italia, y se remitió al sentido común como método para analizar las implicaciones del terrorismo con el narcisismo y la televisión.La interpretación que ha hecho la psicología científica de la violencia, inherente a toda acción terrorista, fue el contenido de la exposición de José Luis Pinillos, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, quien repasó las principales teorías, escuelas y corrientes que han intentado dar una explicación a la génesis de la violencia.

«La psicología tradicional no nos explica la violencia que ahora nos preocupa», dijo el señor Pinillos. «Esta violencia o es la violencia de los locos, ni producto de unas determinadas condiciones biológicas, sino consecuencia de la finalidad defectuosa que orienta una sociedad favorable al dominio de la razón por el instinto, una sociedad en la que el sentido que representan los valores de la cultura ha sido desplazado por la fuerza bruta que encarna la tecnología».

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