El Este europeo sigue interesado en la Conferencia de Madrid

El sentimiento generalizado en la Europa del Este es el de potenciar la celebración en Madrid, el próximo otoño, de la Conferencia de Cooperación y Seguridad en Europa.Este deseo quedó patente en el comunicado conjunto soviético-húngaro, publicado ayer tras la visita a Moscú del ministro de Asuntos Exteriores de Budapest, Frigyes Puja, y también en la entrevista, en Bucarest, entre el presidente rumano, Nicolae Ceaucescu, y el responsable de relaciones exteriores del PC español, Manuel Azcárate.

Es destacable el tono de absoluto acuerdo reflejado en el comunicado soviético-húngaro despu...

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El sentimiento generalizado en la Europa del Este es el de potenciar la celebración en Madrid, el próximo otoño, de la Conferencia de Cooperación y Seguridad en Europa.Este deseo quedó patente en el comunicado conjunto soviético-húngaro, publicado ayer tras la visita a Moscú del ministro de Asuntos Exteriores de Budapest, Frigyes Puja, y también en la entrevista, en Bucarest, entre el presidente rumano, Nicolae Ceaucescu, y el responsable de relaciones exteriores del PC español, Manuel Azcárate.

Es destacable el tono de absoluto acuerdo reflejado en el comunicado soviético-húngaro después de que las autoridades húngaras tomasen una postura reservada ante la invasión soviética de Afganistán, que nunca fue condenada por Budapest, así como tampoco, de manera tajante, las medidas occidentales de represalias.

Ambas partes insisten en «la unidad internacionalista de la comunidad socialista» y arrojan todas las culpas de la actual situación de crisis internacional a «círculos imperialistas de EEUU y otros países de la OTAN ».

Condecoración soviética

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El estrechamiento en las relaciones soviético-húngaras, por lo que parece ser un deseo soviético, se, patentizó con la entrega, el pasado día 26 de febrero, de la Orden de la Revolución al, ministro húngaro de Defensa, Lajos Cnizige, impuesta en el Kremlin por el propio Leónidas Brejnev, lo que nunca ocurrió antes con la entrega de esta condecoración.

Por, su parte, Ceaucescu y Azcárate, además de declararse firmes partidarios de la celebración de la conferencia de Madrid insistieron en la necesidad de la autonomía y el derecho de cada partido comunista a fijar su propia línea política en base a las condiciones sociales y nacionales propias.

Tales declaraciones contrastan con la insistencia de los órganos de prensa y personalidades de la URSS sobre la necesidad de que tanto los países socialistas como los partidos comunistas de Occidente cierren filas y formen un frente común contra lo que Moscú define como «presiones de los imperialistas y armamentistas para el regreso a la guerra fría».

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