La agresión a un crítico

El editor de una revista taurina agrede a un periodista. Ocurrió en el bar de ese hotel madrileño donde se reúne la gente del toro. El agredido es el crítico taurino de Pueblo, Alfonso Navalón, quien repelió el golpe. El agresor es Manuel Benito.En realidad, este comportamiento incivil del editor se acomoda a la línea editorial de su revista, la cual dedica sistemáticamente buena parte de su contenido a ofender a determinados críticos taurinos, siempre los mismos. Son otros críticos taurinos -también siempre los mismos- quienes firman los escritos panfletarios, que quizá les sirven para...

El editor de una revista taurina agrede a un periodista. Ocurrió en el bar de ese hotel madrileño donde se reúne la gente del toro. El agredido es el crítico taurino de Pueblo, Alfonso Navalón, quien repelió el golpe. El agresor es Manuel Benito.En realidad, este comportamiento incivil del editor se acomoda a la línea editorial de su revista, la cual dedica sistemáticamente buena parte de su contenido a ofender a determinados críticos taurinos, siempre los mismos. Son otros críticos taurinos -también siempre los mismos- quienes firman los escritos panfletarios, que quizá les sirven para liberar sus frustraciones; y así resulta que cada cierto tiempo -la revista es mensual, si bien sale cuando puede- sus lectores pueden contemplar el edificante deporte de la caza del crítico por el crítico, lo cual es una especie de antropofagia periodística.

Lo curioso es que esos recalcitrantes distribuidores de la descalificación y el insulto son, precisamente, quienes constituyeron la llamada Asociación de Escritores Taurinos, con el primordial y fino objetivo de que reinara la cordialidad y la unión entre los del oficio. Tal ente ya no existe, o no funciona, y nosotros, que nunca quisimos pertenecer al mismo, manifestamos desde aquí nuestra solidaridad con Navalón, injuriado por la revista y luego agredido. Como se ve, para ser compañero, con todo lo que esto implica, no hace falta asociarse ni nada.