Montes sin explotar
En relación con la noticia aparecida el pasado día 22 de que «Los madereros de Vizcaya y Guipúzcoa no encuentran comprador para los cerca de 400.000 metros cúbicos de madera que tienen almacenados», me permito indicarles que la realidad es parecida, pero muy distinta.Son muchos más los miles de metros cúbicos que se encuentran, no en los aserraderos, sino en los montes en árboles en pie, luchando unos contra otros para sobrevivir en plena «guerra civil», consumiendo así su energía para desarrollarse, disminuyendo de esta forma la escasa productividad de nuestros montes y aumentando las plagas ...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
En relación con la noticia aparecida el pasado día 22 de que «Los madereros de Vizcaya y Guipúzcoa no encuentran comprador para los cerca de 400.000 metros cúbicos de madera que tienen almacenados», me permito indicarles que la realidad es parecida, pero muy distinta.Son muchos más los miles de metros cúbicos que se encuentran, no en los aserraderos, sino en los montes en árboles en pie, luchando unos contra otros para sobrevivir en plena «guerra civil», consumiendo así su energía para desarrollarse, disminuyendo de esta forma la escasa productividad de nuestros montes y aumentando las plagas que más fácilmente se desarrollan, al perder el arbolado su vigor.
La madera aserrada tiene muy buenos mercados en Europa y en el mundo. Vizcaya exporta a Francia continuamente grandes camiones con sus remolques de madera aserrada de pino insigni, como puede comprobarse los que utilizan la autopista Bilbao-Behobia. Alemania importa anualmente 150.000 metros cúbicos de pino insigni del lejano Chile. Por otra parte, España importó en 1978 el equivalente a 5,7 millones de metros cúbicos, que supuso un gasto de divisas del orden de los 43.000 millones de pesetas.
Si los 400.000 metros cúbicos a que se hace referencia se encontrasen almacenados por los maderistas, tendrían fácil salida, después de haber dado muchos y generosos jornales, solucionando, en parte, el gravísimo problema del paro en nuestro medio rural, y aumentando además la escasa productividad de nuestros montes -casi la décima parte-, no de los paises nórdicos, sino de países mediterráneos, como Grecia, Italia, Francia o Portugal.