El antiguo asesor artístico de la reina Isabel II de Inglaterra fue espía soviético

Un escándalo nacional de consecuencias imprevisibles estalló anoche en la Cámara de los Comunes cuando la primera ministra, Margaret Thatcher, reveló que una de las máximas autoridades británicas en historia de¡ arte y asesor artístico delpalacio de Buckingham y de la reina Isabel I había sido un espía soviético.En una respuesta escrita a una pregunta formulada por dos diputados laboristas, la señora Thatcher manifestó que sir Anthony Blunt, que desde 1946 a 1972 ocupó el cargo oficial de «tasador de la pinacoteca real», admitió a los servicios de seguridad, en 1964, que había actuado como un ...

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Un escándalo nacional de consecuencias imprevisibles estalló anoche en la Cámara de los Comunes cuando la primera ministra, Margaret Thatcher, reveló que una de las máximas autoridades británicas en historia de¡ arte y asesor artístico delpalacio de Buckingham y de la reina Isabel I había sido un espía soviético.En una respuesta escrita a una pregunta formulada por dos diputados laboristas, la señora Thatcher manifestó que sir Anthony Blunt, que desde 1946 a 1972 ocupó el cargo oficial de «tasador de la pinacoteca real», admitió a los servicios de seguridad, en 1964, que había actuado como un «cazatalentos» para los servicios de espionaje soviéticos durante su permanencia en Cambridge, y que durante la guerra había pasado regularmente información a los rusos.

El anuncio cayó como una bomba en la Cámara y ha causado una verdadera conmoción nacional. El acuerdo sobre Rodesia, las importantes medidas económicas anunciadas ayer y todo lo demás ha pasado a ocupar un segundo lugar en los medios de información británicos.

En su respuesta escrita, la señora Thatcher manifestó que los servicios de seguridad británicos habían hecho un trato con Blunt en 1964, por el que se le garantizaba la inmunidad procesal si accedía a confesar su papel como espía ruso y a facilitar detalles sobre la red soviética en Inglaterra. Blunt aceptó el trato y «cantó de plano », pero el acuerdo impide ahora su procesamiento.

Considerado uno de los estudiantes más brillante sdel Trinity College en los años treinta, Blunt reconoció que durante su estancia en Cambridge se había dedicado a buscar talentos para los servicios soviéticos entre la elite universitaria, entonces de clara tendencia izquierdista. Al iniciarse la segunda guerra mundial, Blunt realizó un curso de espionaje en el Ministerio de la Guerra y fue destinado al MI-5, el servicio de contraespionaje británico.

Según confesión propia, estuvo pasando material a los rusos durante los cinco años de guerra. En 1944 fue enviado a Alemania junte con las tropas británicas para evitar que la correspondencia entre la reina Victoria y sus antepasados de la casa de Hannover cayera en poder de las tropas americanas, labor que realizó a la perfección.

Blunt ya era entonces una verdadera autoridad en historia del arte. A su regreso a Inglaterra, y para recompensarle los servicios prestados a la Corona, se le nombra «tasador de la pinacoteca real», cargo que desempeñó durante el reinado de Jorge VI y hasta 1972, fecha de su retiro bajo la reina Isabel II. En esa fecha, la reina le mantiene como su asesor de arte hasta 1978, en que se retiró definitivamente.

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Director del Instituto Courtland de Arte desde 1947 a 1974, la reina le premió en 1956 con el grado de comandante de la Orden Victoriana, orden que se otorga por servicios a la familia real.

La reacción del palacio de Buckingham no se ha hecho esperar. Un portavoz de palacio ha manifestado que la orden real privando a sir Anthony Blunt de su título se publica hoy en el Boletín de la Corte. El portavoz añadió que durante su estancia en Buckingham, Blunt no había tenido acceso a ninguna información o documentos secretos.

Blunt se ha configurado igualmente como «el cuarto hombre» en el caso de espionaje de los diplomáticos británicos Burgess, Mac Lean y Philby, que se fugaron a la Unión Soviética después de estar varios años al servicio de los rusos. Burgess fue condiscípulo de Blunt en el Trinity College.

Aunque desde 1945 no trabajaba para los soviéticos, sir Anthony utilizó sus contactos con los servicios de espionaje soviéticos en 1951 para arreglar la huida de Burgess y Mae Lean a la URSS.

El antiguo espía falta de su casa, en la céntrica Edware Road londinense, desde hace dos días, y se cree posible que haya marchado al extranjero por consejo oficial y con el fin de eludir las preguntas de los periodistas.

El caso no ha hecho más que comenzar, pero promete superar a cualquier novela de Graham Greene o de John le Carre.

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