El presidente Cater endurece su política hacia Cuba

La Casa Blanca ha decidido endurecer su política hacia Cuba como parte de un plan global para contrarrestar la influencia castrista en el Tercer Mundo. La manifestación más aparatosa de este giro político tuvo ayer por escenario la base norteamericana de Guantánamo, en suelo cubano, donde desembarcaron más de 2.000 infantes de marina estadounidenses para iniciar unas maniobras que durarán un mes.

La Habana respondió a esta prueba de fuerza con la movilización de unos millares de reservistas en la zona próxima a Guantánamo.

Simultáneamente, Washington ha desplegado por el o...

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La Casa Blanca ha decidido endurecer su política hacia Cuba como parte de un plan global para contrarrestar la influencia castrista en el Tercer Mundo. La manifestación más aparatosa de este giro político tuvo ayer por escenario la base norteamericana de Guantánamo, en suelo cubano, donde desembarcaron más de 2.000 infantes de marina estadounidenses para iniciar unas maniobras que durarán un mes.

La Habana respondió a esta prueba de fuerza con la movilización de unos millares de reservistas en la zona próxima a Guantánamo.

Simultáneamente, Washington ha desplegado por el océano Indico un portaaviones, el Midway, y seis navíos de escolta. La intención del Pentágono de reforzar la presencia naval estadounidense en zonas conflictivas ya ha sido calificada por Moscú de «política de cañoneras».

La nueva estrategia norteamericana hacia Cuba fue perfilada el martes por el presidente Carter, quien, utilizando el lenguaje más duro hasta la fecha, acusó a Fidel Castro de presidir el país más militarizado del mundo y afirmó que Estados Unidos no reconocerá diplomáticamente al régimen cubano mientras éste no abandone sus «injerencias en otras naciones y libere a miles de presos políticos». No hay reacción oficial cubana a las palabras del presidente ni al desembarco de Guantánamo.

Una circular presidencial encarga a la CIA, al Pentágono y al Departamento de Estado que elaboren planes detallados para frenar las actividades internacionales de Cuba y aislar diplomáticamente al castrismo. Formando parte de esta política, Washington incrementará su ayuda militar y económica a los países del área del Caribe y Centroamérica.

No se descarta, en esta línea, que Carter apoye el fortalecimiento de los lazos militares entre Honduras, El Salvador y Guatemala, tras el derrocamiento de la dictadura salvadoreña. Después de los sucesos de Nicaragua, el Departamento de Estado sigue con preocupación la evolución político-social centroamericana y caribeña, donde cinco países han protestado por las maniobras de Guantánamo y se mantienen los regímenes izquierdistas de las islas Granada y Santa Lucía.

Páginas 3 y 4

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