Cuatro oficiales argentinos residentes en Madrid, denunciados como torturadores

«Cuatro oficiales de la marina argentina residentes en España, bajo pretexto de realizar estudios en la Escuela Naval, son torturadores o cómplices directos, como lo es igualmente un periodista de la misma nacionalidad residente en Madrid», declaró a EL PAÍS Ana María Martí, una de las tres mujeres supervivientes de los «desaparecidos» en Argentina.

Por primera vez ante la comunidad internacional, ayer, en París, estas tres mujeres «liberadas» testimoniaron sobre «el genocidio argentino» y denunciaron la operación política que, con ellas y otros compañeros, había urdido el almirante...

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«Cuatro oficiales de la marina argentina residentes en España, bajo pretexto de realizar estudios en la Escuela Naval, son torturadores o cómplices directos, como lo es igualmente un periodista de la misma nacionalidad residente en Madrid», declaró a EL PAÍS Ana María Martí, una de las tres mujeres supervivientes de los «desaparecidos» en Argentina.

Por primera vez ante la comunidad internacional, ayer, en París, estas tres mujeres «liberadas» testimoniaron sobre «el genocidio argentino» y denunciaron la operación política que, con ellas y otros compañeros, había urdido el almirante Emilio Eduardo Massera.«Uno de los oficiales figura como agregado de la embajada argentina en España. Pero todos ellos, como el periodista y como otros diplomáticos o estudiantes, en Francia y en diversos países europeos y americanos, continúan colaborando con el terrorismo de Estado que se practica en Argentina y que se exporta al extranjero.» Esta declaración nos la hizo la señora Martí al terminar ayer, en una dependencia de la Asamblea Nacional francesa, una rueda de prensa ante medio centenar de periodistas internacionales, organizada por la Comisión Argentina de Derechos Humanos y avalada por el vicepresidente de la Asamblea francesa, Bernard Stasi, presidente al mismo tiempo del intergrupo parlamentario francés de derechos humanos.

Se trataba, en este acto, de presentarle al mundo occidental principalmente, el primer testimonio directo de tres mujeres que, «milagrosamente», tras setecientos días de secuestro y de torturas, se encuentran con vida: la ya citada señora Martí, Sara Solarz y Alicia Milia, estas dos últimas viudas de dirigentes montoneros asesinados.

Las tres mujeres ratificaron un informe de 150 páginas que presentaron a la prensa.

Este documento refiere los testimonios directos de los setenta supervivientes de las 5.000 personas «desaparecidas» durante el período comprendido entre marzo de 1976 y marzo de 1978.

Según estiman las tres señoras, el resto de las 5.000 personas desaparecidas han sido asesinadas o transportadas en aviones y precipitadas en el mar desde el campo de concentración en que se ha convertido la «Escuela de Mecánica de la Marina».

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¿Por qué fueron salvadas y liberadas las setenta personas, entre las que se cuentan las tres mujeres que ayer se presentaron en París?

«Nosotras habíamos sido secuestradas», explicó una de las presentes en la Asamblea Nacional francesa, «y como a todos los demás se nos torturó repetidamente con el fin de obligarnos a dar informaciones. Poco a poco nos dimos cuenta que, por grupos, se iban liquidando a los confinados en la "Escuela" convertida en campo de concentración.»

«Al cabo de un tiempo nos dimos cuenta que todos los "agraciados" éramos militantes peronistas.»

Massera se lava las manos

«Después se nos liberó a las setenta personas. La mayor parte están en Argentina. A nosotras se nos embarcó en un avión. En el origen de esta operación está el almirante Massera, que pretendía "lavarse las manos" del genocidio argentino, en el que ha participado directamente, dejando en libertad a un grupo que él estimó representativo de las fuerzas populares.»«Y esto lo hizo con vistas a las aventuras electorales que pretende realizar en el futuro. Con semejante artimaña ha creído que iba a granjearse el apoyo popular. Naturalmente, sus objetivos últimos sólo él los conoce.»

Una vez liberadas, las setenta personas intercambiaron testimonios sobre sus experiencias en tanto que «desaparecidas» y, así, elaboraron el documento.

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