Acercamiento del PC italiano a Moscú

Enrico Berlinguer, secretario general del Partido Comunista italiano (PCI), que pasa sus vacaciones en la URSS, hizo el miércoles pasado su tradicional visita a Leónidas Brejnev. Por parte italiana se insiste sobre el carácter informal de la entrevista, que al límite habría sido una mera visita de cortesía. Sin embargo, el hecho de que Mijail Suslov, encargado de Relaciones Exteriores del Soviet Supremo, estuviese presente parece indicar que los soviéticos otorgaban cierta importancia a esta entrevista.Esta visita al Kremlin no tiene nada de extraordinario. Incluso en los peores tiempos de las...

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Enrico Berlinguer, secretario general del Partido Comunista italiano (PCI), que pasa sus vacaciones en la URSS, hizo el miércoles pasado su tradicional visita a Leónidas Brejnev. Por parte italiana se insiste sobre el carácter informal de la entrevista, que al límite habría sido una mera visita de cortesía. Sin embargo, el hecho de que Mijail Suslov, encargado de Relaciones Exteriores del Soviet Supremo, estuviese presente parece indicar que los soviéticos otorgaban cierta importancia a esta entrevista.Esta visita al Kremlin no tiene nada de extraordinario. Incluso en los peores tiempos de las críticas antisoviéticas del PCI, Berlinguer se esforzó en mantener las mejores relaciones con los dirigentes soviéticos, que, por su parte, siempre le recibieron con amabilidad.

Sin duda, uno de los principales objetivos del secretario general del PCI consiste en justificarse de cara a los miembros más prosoviéticos de su partido. Pero la voluntad del PCI de restar importancia a la entrevista con Brejnev se entiende mejor cuando se lee el comunicado conjunto y cuando se le compara con el publicado hace un año en circunstancias análogas. El comunicado pone, en efecto, de relieve un claro acercamiento del punto de vista italiano a las tesis soviéticas.

Con respecto al año pasado, dos elementos han desaparecido: una referencia a las «fuerzas cristianas» cuando se menciona la cooperación de todas las fuerzas democráticas, y esta cooperación parece limitarse a la lucha por la paz, mientras el año pasado abarcaba toda la política interior. Es verdad que mientras tanto la situación en Italia ha cambiado y que Berlinguer no necesita ya el aval soviético para su alianza con la Democracia Cristiana.

Pero sobre todo no se mencionan «ciertas divergencias» entre el PCI y el PCUS, que, afirmaba el comunicado del hace un año, «no deben impedir el desarrollo de la cooperación y de la solidaridad internacional de los partidos comunistas y obreros de todos los continentes».

Bastante significativos son también los añadidos con respecto al comunicado de 1978. «Enrico Berlinguer», indica la agencia Tass, «puso de relieve los éxitos del pueblo soviético en los terrenos económico, la ciencia, la cultura y la vida social, éxitos que fortalecen el prestigio del Estado socialista soviético, y, constituyen una importante contribución a la lucha de las fuerzas antiimperialistas en el mundo entero». Ambas partes insisten para terminar sobre la necesidad de «responder a las manifestaciones de anticomunismo a las campañas contra los países socialistas y movimientos de liberación nacional».

El comunicado no menciona a China, ni siquiera alude a los problemas de Asia y Extremo Oriente, pero menciona el papel desempeñado por el movimiento de los no alienados en el desarrollo de la coexistencia pacífica.

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