Ornella Mutti rueda junto al Kremlin una película sobre Portugal

A pocos kilómetros del Kremlin, en Moscú, Ornella Mutti, famoso sex symbol del cine italiano, y su compatriota Giancarlo Giannini han acabado de rodar una película con el célebre realizador soviético Grigori Tchkhrai. La obra, que se realiza en coproducción, se titulará La vie es belle (La vida es bella), según informa la agencia France Presse, y se refiere al Portugal prerevolucionario.Los últimos planos rodados en un estudio moscovita son los de una prisión portuguesa reconstruida para hacerla parecer a las cárceles del dictador Salazar. Antes, el equipo italo-sov...

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A pocos kilómetros del Kremlin, en Moscú, Ornella Mutti, famoso sex symbol del cine italiano, y su compatriota Giancarlo Giannini han acabado de rodar una película con el célebre realizador soviético Grigori Tchkhrai. La obra, que se realiza en coproducción, se titulará La vie es belle (La vida es bella), según informa la agencia France Presse, y se refiere al Portugal prerevolucionario.Los últimos planos rodados en un estudio moscovita son los de una prisión portuguesa reconstruida para hacerla parecer a las cárceles del dictador Salazar. Antes, el equipo italo-soviético había rodado en Cuba, Roma y en el mar Negro.

Para Tchukhrai, La vie est belle es una nueva experiencia, «porque una coproducción siempre entraña compromisos», ha explicado en medio de extras vestidos de presidiarios.

Sobre su trabajo, el realizador de La balada del soldado (1959), uno de los filmes más bellos del cine soviético, ha declarado: «Jámás he tenido que modificar un escenario porque no le gustara a los actores, o para satisfacer los gustos del público. En la URSS, una vez que se acepta el guión del filme, el realizador es el único dueño de la escena». Sobre sus relaciones con los actores italianos que han actuado para él, el director soviético ha expresado su descontento porque sólo ha podido comunicarse con ellos a través de un intérprete, aunque ha elogiado la calidad de ambos.

En la película, Giannini escapa de la cárcel salazarista en un viejo automóvil marca Packard. Se dijo que era el mismo coche que usaba Stalin durante la última guerra para recorrer Moscú. Grigori Tchukhrai lo desmiente categóricamente.

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