Vuelve Raúl Sánchez

No había otro como él. Para encontrarse con un torero tan recio y arrojado, que daba miedo al miedo cuando les plantaba cara a aquellos torazos broncos, que la anterior empresa soltaba los veranos sangrientos en el ruedo de Las Ventas, habría que remontarse a la edad de hierro de la tauromaquia, o poco menos.A Raúl Sánchez, tosco artífice de las suertes, pero jabato y luchador, apenas le servía tanta entrega: si acaso, para repetir, «una tarde más», en Madrid. Y esta repitición, tanjusta por otra parte, ocurrió que servía de bandera para criticar la gestión del empresario Jardón y su equipo: «...

No había otro como él. Para encontrarse con un torero tan recio y arrojado, que daba miedo al miedo cuando les plantaba cara a aquellos torazos broncos, que la anterior empresa soltaba los veranos sangrientos en el ruedo de Las Ventas, habría que remontarse a la edad de hierro de la tauromaquia, o poco menos.A Raúl Sánchez, tosco artífice de las suertes, pero jabato y luchador, apenas le servía tanta entrega: si acaso, para repetir, «una tarde más», en Madrid. Y esta repitición, tanjusta por otra parte, ocurrió que servía de bandera para criticar la gestión del empresario Jardón y su equipo: «Hay que dar mejores carteles; no se puede poner en Madrid, todas las tardes, a Raúl Sánchez.»

Y Raúl Sánchez, cuando llegó la nueva empresa, se quedó arrinconado, sin posibilidad de ganarse unos duros en el ruedo, donde salía siempre -tosco, muy tosco, sí, pero honrado y valiente a carta cabal- a jugarse la vida. Pero vuelve ahora. Los veterinarios organizan la corrida de su montepío y rescatan a Raúl Sánchez, que el domingo alternará con El Inclusero y El Bogotano. Ojalá el olvido injusto no le haya matado lo mejor que tenía, la ilusión de triunfo. En cualquier caso, es evidente que mejorar la gestión empresarial no consiste en tirar a la cuneta a un torero valeroso y modesto.