España facilitó penicilina a Japón en 1944

Durante la segunda guerra mundial los japoneses intentaron desesperadamente conseguir la penicilina, inventada entonces recientemente, y no llegaron a encontrarla hasta 1944 en una fábrica de las afueras de Barcelona.Unos documentos secretos de aquella época hechos públicos ahora por la Agencia Nacional norteamericana de Seguridad revelan que Estados Unidos descubrió a principios de la conflagración el código secreto utilizado por Japón para enviar mensajes.

De esta manera pudieron enterarse de elementos importantes de la estrategia bélica nipona. Según mensajes interceptados por los al...

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Durante la segunda guerra mundial los japoneses intentaron desesperadamente conseguir la penicilina, inventada entonces recientemente, y no llegaron a encontrarla hasta 1944 en una fábrica de las afueras de Barcelona.Unos documentos secretos de aquella época hechos públicos ahora por la Agencia Nacional norteamericana de Seguridad revelan que Estados Unidos descubrió a principios de la conflagración el código secreto utilizado por Japón para enviar mensajes.

De esta manera pudieron enterarse de elementos importantes de la estrategia bélica nipona. Según mensajes interceptados por los aliados, dos de las grandes preocupaciones de Japón a lo largo de la gran guerra consistían en conseguir las copias del avión alemán Messerschmitt y lograr dotarse de penicilina.

La ansiedad que demostraron por poseer el antibiótico fue enorme. Intentaron en vano que los rusos, con los que entonces todavía mantenían relaciones diplomáticas, se la proporcionaran.

Cuando esta posibilidad falló, incluso enviaron agentes a Francfort para ver si entre las ruinas de una fábrica recién bombardeada por los aliados encontraban la fórmula del invento de Fleming. Finalmente, en la primera de 1944, Japón volvió los ojos a España, con la que durante la mayor parte del conflicto mantuvo relaciones amistosas.

El 7 de mayo, en un mensaje captado por Estados Unidos, el representante del Gobierno nipón en Madrid cablegrafiaba estas palabras a Tokio: «Por fin hemos hallado en un laboratorio de las afueras de Barcelona esa sustancia tan poderosa que usa el enemigo para curar a sus soldados heridos. » El medicamento fue enviado inmediatamente a Japón en un submarino.

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