Moscú considera improbable un acuerdo inmediato sobre las SALT II

El impacto provocado en la Unión Soviética por el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China parece haber aumentado las reticencias de Moscú en relación con un nuevo acuerdo norteamericano-soviético sobre reducción de armas estratégicas (SALT II). Ayer, a su llegada a Ginebra para negociar el tratado, Andrei Gromiko, ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, declaró que no considera probable un entendimiento inmediato en torno del asunto. A comienzos de noviembre, tanto Gromiko como los norteamericanos sugirieron que el tratado sería posible antes de fines de este...

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El impacto provocado en la Unión Soviética por el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y China parece haber aumentado las reticencias de Moscú en relación con un nuevo acuerdo norteamericano-soviético sobre reducción de armas estratégicas (SALT II). Ayer, a su llegada a Ginebra para negociar el tratado, Andrei Gromiko, ministro de Asuntos Exteriores de la URSS, declaró que no considera probable un entendimiento inmediato en torno del asunto. A comienzos de noviembre, tanto Gromiko como los norteamericanos sugirieron que el tratado sería posible antes de fines de este año.A partir de hoy, el ministro soviético discutirá con Cyrus Vance, secretario de Estado norteamericano, los aspectos políticos del compromiso, puesto que los meramente técnicos, referidos al número de ojivas nucleares y de elementos para su transporte, o lanzamiento, como el misil norteamericano Cruise y el avión soviético Backfire, han sido «superados en un 95%», según indicaron Moscú y Washington durante los últimos cuatro meses.

Las declaraciones de Gromiko de ayer, a su llegada, sorprendieron a los medios diplomáticos de los organismos internacionales de Ginebra, que consideraban que su entrevista con Vance sería «definitiva» para la conclusión del acuerdo. Unas horas antes, el presidente Jimmy Carter y su consejero de Seguridad Nacional, Zbigniew Brzezinski, anunciaron la posibilidad de una cumbre Carter-Brejnev, entre el 15 y el 20 de enero, durante la cual, se firmarían en Washington, y en la isla de San Simon, frente a la costa de Georgia, los documentos sobre las SALT II.

«No preveo -dijo Gromiko- la conclusión de un convenio en esta ronda de conversaciones. Sería esperar demasiado. Sin embargo -añadió- nos gustaría pensar que la actual reunión nos permitirá avanzar considerablemente hacia ese objetivo.»

Pero a continuación puntualizó: «Es evidente que el acuerdo no será posible a menos que ambas partes observen un firme respeto al principio de igualdad en materia de seguridad y de intereses de la otra parte. »

Interrogado sobre las relaciones Pekín-Washington, Gromiko se limitó a señalar que la posición de su Gobierno acerca del tema es «Perfectamente conocida».

En el momento en que Gromiko partía de Moscú a Ginebra, la prensa soviética silenció por completo el supuesto mensaje de Brejnev a Carter, en el que según el presidente norteamericano «respaldó» los nuevos vínculos chino-norteamericanos, ni informó sobre la posibilidad de la cumbre entre Cárter y Brejnev el 15 de enero. Pravda, órgano del Partido Comunista Soviético, señaló, no obstante, que la normalización de relaciones entre China y Estados Unidos está siendo presentada en Pekín «como un éxito de la actividad dirigida en contra de la URSS».

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La primera entrevista de Gromiko con Vance -que llegará esta mañana a Ginebra- está prevista para las diez de la mañana. Los contactos proseguirán mañana y el sábado. El primer acuerdo SALT expiró el pasado 21 de octubre, pero desde entonces ambos países los han seguido respetando mientras negociaban las SALT II. Los últimos encuentros de Vance y Gromiko con ese propósito se realizaron en Moscú y en Ginebra, a comienzos de este año y en julio último.

Según informaciones recogidas por este diario en Washington, el nuevo acuerdo fijaría para ambos países el siguiente número de armas estratégicas: 2.250 cabezas nucleares; simples o múltiples; 1.350 vehículos para enviarlas; 1.200 misiles balísticos; 820 misiles instalados en tierra, y 308 misiles balísticos pesados, incluidos el Cruise y el Backfire.

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