Pleno del Congreso

El Gobierno, derrotado en la votación de un proyecto socialista contra el paro

El Gobierno no pudo evitar ayer, a pesar de sus esfuerzos por escudarse en el estricto cumplimiento de las medidas previstas contra el paro de los pactos de la Moncloa, ser derrotado en el Congreso por 158 votos frente a 155 y dos abstenciones en la votación sobre la toma en consideración de una proposición de ley de protección contra el paro presentada por el Partido Socialista Obrero Español, Fuertes aplausos y murmullos de satisfacción surgieron en los bancos de la oposición cuando el panel electrónico registró el resultado de la votación. Por el contrario, los diputados del partido del Gob...

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El Gobierno no pudo evitar ayer, a pesar de sus esfuerzos por escudarse en el estricto cumplimiento de las medidas previstas contra el paro de los pactos de la Moncloa, ser derrotado en el Congreso por 158 votos frente a 155 y dos abstenciones en la votación sobre la toma en consideración de una proposición de ley de protección contra el paro presentada por el Partido Socialista Obrero Español, Fuertes aplausos y murmullos de satisfacción surgieron en los bancos de la oposición cuando el panel electrónico registró el resultado de la votación. Por el contrario, los diputados del partido del Gobierno quedaron en sus asientos silenciosos.

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Aunque por escaso margen, la victoria de la proposición socialista sólo fue posible por el apoyo de los diputados de Alianza Popular -salvo el señor Carro Martínez, que se abstuvo- y a que en esta ocasión unieron sus votos a los de socialistas y comunistas. La actitud de los diputados de Alianza Popular, que también aplaudieron el resultado de la votación, parece que forma parte de su estrategia de acercamiento a UCD. Alianza Popular habría querido indicar a UCD que no acepta un pacto parlamentario que no implique a su vez un pacto de Gobierno. Fraga, después de la votación, indicaría en los pasillos lo siguiente: «Les hemos dejado en calzonzillos.» Por otra parte, Alianza Popular, al margen de su sincera preocupación por el problema del paro, habría valorado positivamente los efectos beneficiosos que puedan derivarse de votar favorablemente en un tema de fuerte impacto social.Unión de Centro Democrático, con la sola abstención del diputado Bernal Pérez, y con la ausencia de trece diputados de su grupo -entre ellos, Fernández Ordóñez, Lasuén y Cabanillas- votó en bloque, y con disciplina en esta ocasión, contra la proposición socialista. A la posición de UCD se adhirió el diputado catalán del Grupo Mixto señor Guel. Socialistas y comunistas, por su parte, no tuvieron ninguna deserción, aunque el diputado socialista Pablo Castellanos unió su voto negativo a los de UCD al manipular erróneamente, según manifestó después, el dispositivo electrónico de la votación.

La proposición de ley socialista fue defendida por el secretario general del PSOE, Felipe González, sin pasión, con voz pausada, con referencia constante a cifras y a datos y haciendo hincapié en que la proposición, en caso de ser aprobada, sólo entraría en vigor en enero de 1979, lo que permitiría perfeccionarla y completarla a lo largo del debate en la Comisión.

El ministro de Trabajo, Rafael Calvo, que fue encargado de responder por el Gobierno -aunque no es diputado- de oponerse a la proposición socialista, puso de manifiesto que el Gobierno sé preocupa tanto como el que más de hacer frente al paro, pero consideró inoportuna en estos momentos la presentación de un proyecto de ley sobre este tema, cuando siguen todavía vigentes los pactos de la Moncloa.

«En tanto no se revoquen estos pactos -dijo-, nadie, ni el Gobierno, ni los grupos parlamenta rios, tienen legitimación política para traer al Parlamento un Proyecto que modifica el mandato de los pactos de la Moncloa.» En este mismo sentido, el vicepresidente económico del Gobierno, Fernando Abril Martorell, que tomó la palabra tras la votación -aunque su intervención no estaba prevista-, manifestó que el Gobierno se había opuesto a la proposición socialista por razones de responsabilidad. Su breve intervención parlamentaria, por primera vez de cierta brillantez, sencilla y bien construida, centró su argumentación en que la proposición socialista levantaba unas expectativas a las que actualmente la sociedad española no puede hacer frente.

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