Tribuna:CRÓNICAS PARLAMENTARIAS

La Universidad, en ruinas

PLENO DEL CONGRESOEl problema de Canarias ha quedado reducido a una simple proclama patriótica. Tal vez para evitar que la izquierda, sanadas las contusiones de la última sesión con una cura de masaje, aprovechara la ocasión para poner el mobiliario de UCD otra vez patas arriba con lo de la política española en Africa, se ha llegado al consenso de ahogarla grave cuestión de un himno futural en favor de la integridad de nuestro territorio. Lo ha cantado con voz solemne, de prócer antiguo, el señor Alvarez de Miranda. La Cámara lo ha aplaudido en pie, firme el ademán. De modo que las Cana...

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PLENO DEL CONGRESOEl problema de Canarias ha quedado reducido a una simple proclama patriótica. Tal vez para evitar que la izquierda, sanadas las contusiones de la última sesión con una cura de masaje, aprovechara la ocasión para poner el mobiliario de UCD otra vez patas arriba con lo de la política española en Africa, se ha llegado al consenso de ahogarla grave cuestión de un himno futural en favor de la integridad de nuestro territorio. Lo ha cantado con voz solemne, de prócer antiguo, el señor Alvarez de Miranda. La Cámara lo ha aplaudido en pie, firme el ademán. De modo que las Canarias siguen ahí, como un portaaviones lleno de plátanos en el Atlántico, mientras la Organización para la Unidad Africana juega también al verbalismo en Tripoli. Una guerra de palabras.La sesión parlamentaria se ha enfrascado después en el tema de la Universidad, en el problema de las oposiciones, que constituyen, según decía Ortega, nuestra segunda fiesta nacional. Y todo ese perfume a heno de pravia que tiene ya el franquismo ha inundado el debate. El socialista Javier Solana ha enumerado las ruinas de ese espacio devastado. Y con él toda la izquierda, Sánchez Ayuso, Heribert Barrera, Solé Turá. La Universidad española ya no existe. Desde aquella ofensiva estudiantil que se inició en el paralelo cultural de 1956 hasta hoy, la Universidad española ha sido reducida a escombros, pero aún quedan en pie algunas columnas dóricas del antiguo régimen, muros escolásticos que sostienen una arquitrabe de escayola amasada con paja.

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El sistema de oposiciones, esa tortura china que somete la memoria a la sabiduría, es un despojo ordenancista que rige todavía la cultura española. Apartado de su función productiva, el profesores. Y contado así por Javier Solana daba la sensación de que la investigación española profesores. Y contado así por Javier Solana daba la sensación que la investigación española ha quedado convertida en un método de granja avícola. Sobre esta calamidad cultural, la izquierda de la Cámara ha elevado un canto a los métodos de la Institución Libre de Enseñanza, olor a retama y espliego, Giner de los Ríos con la barba florida, un revival de nuestra Natacha, aquel espacio solar del torneo del krausismo contra Menéndez y Pelayo.

Como es lógico, el diputado de la mayoría Blas Camacho ha contestado con un sonido ucedé y arreglo musical de la santa casa para viola y orquesta a la línea de los argumentos socialistas. El ministro Iñigo Cavero, lo mismo, pero con un gracejo tomista y un juego de palabras entre oposición parlamentaria y oposiciones reglamentarias para acceder a la enseñanza. Muy propio. La Cámara le ríe las gracias. Y al final, la coletilla: está al caer un proyecto de ley de reforma universitaria y un estatuto del profesorado. Así que un poco de calma, que allí viene todo explicado. Mientras tanto, cuestión de meses, las oposiciones van a seguir.

La sesión continuaba con la cosa de Intelhorce, una fábrica textil surrealista en Málaga, cantada por el poeta Rafael Ballesteros. Y con otro poema abstracto de Televisión Española recitado por Pilar Brabo. Ejercicios de estilo para iniciados.

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