El alza de Precios, tema central en el ahorro de energía

La modificación de la actual política de precios para la energía constituye la parte más sustantiva e importante del Plan Energético considerado hoy en el Consejo de Ministros. Toda la filosofía del plan descansa sobre la necesidad de moderar razonablemente los consumos de energía y contabilizar de hecho los efectos de la crisis planteada por los aumentos de precios del petróleo.El criterio del plan es que la política de precios realistas, hasta ahora no planteada en España, es el elemento clave en un cuadro de medidas, de conservación y ahorro de energía. En este sentido, el plan prevé que la...

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La modificación de la actual política de precios para la energía constituye la parte más sustantiva e importante del Plan Energético considerado hoy en el Consejo de Ministros. Toda la filosofía del plan descansa sobre la necesidad de moderar razonablemente los consumos de energía y contabilizar de hecho los efectos de la crisis planteada por los aumentos de precios del petróleo.El criterio del plan es que la política de precios realistas, hasta ahora no planteada en España, es el elemento clave en un cuadro de medidas, de conservación y ahorro de energía. En este sentido, el plan prevé que la modificación de precios se hará semestralmente con arreglo una sencilla fórmula de revisión. El aumento de precios, una vez que se alcance un nivel relativo por los productos considerados adecuados, será porcentual según el índice deflactor semestral del producto nacional bruto al que se añadirán anualmente 2,5 puntos.

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Esta ecuación supone que los precios de la energía, bien escasa y en buena medida importada, crecerán más deprisa que el nivel general de precios.

Hasta ahora lo que ha venido ocurriendo es que antes de la crisis, entre 1960 y 1973, el precio de la energía disminuyó en términos reales. Entre 1973 y 1976 el crecimiento de precios, a pesar de ser importante, fue inferior al incremento dé los costes de la misma. España tiene en estos momentos los precios más bajos de Europa en gas-oil y fuel-oil. Las tarifas eléctricas son regresivas, de manera que se priman los aumentos de consumó y finalmente el precio medio por tonelada equivalente de carbón es de los más bajos de Europa.

Otro de los grandes temas del plan es la reestructuración sectorial que afecta a la propia Administración, tanto en su aspecto ministerial como empresarial, al sector eléctrico y al nuclear.

En el Ministerio de Industria se crea una Comisión Nacional de Energía, un organismo autónomo denominado Centro de Estudios de la Energía y se desdobla la Dirección General de la Energía en dos direcciones, una para el sector eléctrico, y otra, para hidrocarburos y nuevas energías.

En el sector eléctrico se establece la intervención en las compañías mediante un delegado del Ministerio de Industria nombrado por el ministro del Departamento. Este delegado tendrá amplias facultades de intervención en las sociedades.

En hidrocarburos el proyecto de creación de un ente nacional que agrupe y coordine los intereses del Estado en el sector encuentra serias reservas sobre el cómo, aunque no en la necesidad de su creación. Hacienda e Industria discuten la mecánica de concentración y el reparto de influencias.

. En lo nuclear, aparte de modificar los sistemas de seguridad y control de las centrales se remitirá a las Cortes un proyecto sobre emplazamiento de centrales.

El Plan Energético contempla una serie de previsiones de la demanda para el período 1977-1987 de todos los tipos de energía que pone de relieve una paulatina reducción de nuestra dependencia exterior hasta llegar a un 63 % en 1987, porcentaje que supone un descenso de ocho puntos sobre nuestro nivel actual de dependencia.

El total de la energía primaria experimenta un aumento en su demanda prevista de 54 millones de Tec, hasta situarse en 1987 en 153,80 millones. Para algunos expertos esta cifra debía ser inferior si las medidas de precios y de conservación fueran más radicales.

El Plan prevé una reducción del ritmo de crecimiento de todos los productos petrolíferos con relación al experimentado desde 1963. Así, el consumo de GLP, que se multiplicó por ocho en el período 1963-1976, se reduce ligeramente en el próximo decenio; los consumos de gasolina y de gasóleos se prevé crezcan sólo en un 50% y en un 30%, respectivamente, hasta 1987, sobre los habidos en 1977. Las previsiones de demanda de gas natural pasan de 1,9 millones de toneladas de equivalente de carbón en 1977 a diez millones de Tec en 1987.

Para el petróleo no termoeléctrico se prevé un aumento en la demanda al pasar de 57,56 millones de Tec en 1977 a 72,80 millones en 1987. El carbón no termoeléctrico experimenta también un aumento, ya que de un consumo de 8,27 millones de Tec en este año, se situará en 11,47 millones en 1987. En la energía eléctrica ocurre algo similar, ya que está previsto un alza en la demanda de cerca de 28 millones de Tec para 1987,con lo que el consumo se situaría en 59,53 millones.

El importe previsto de las inversiones del Plan para el cuatrienio 1978-1981 asciende a 704.791 millones de pesetas, medido en pesetas de 1977. A esta cifra hay que añadir el montante de las inversiones en stocks estratégicos y que asciende en pesetas de 1977 a 79.000 millones de pesetas.

Declaración de objetivos

El Plan Energético Nacional tiene como objetivos básicos el moderar el crecimiento del consumo energético, reducir la dependencia de las importaciones, diversificar las fuentes energéticas y contribuir al desarrollo tecnológico del sector.En este sentido, el Gobierno se decide por la vía de implantar precios reales a los productos energéticos, y, por tanto, revisar la política de precios y tarifas vigentes en la actualidad. Igualmente, será necesario realizar inversiones para modificar o sustituir algunos procesos y equipos industriales, con objeto de reducir sus consumos energéticos específicos y en ciertos casos cambiar el tipo de energía utilizada.

Propugna, igualmente, intensificar las actividades de exploración, investigación y producción de recursos energéticos nacionales y desarrollar estas actividades en el exterior con el objeto de asegurar fuentes de aprovisionamiento para las necesidades nacionales.

El impulso de los estudios, la investigación y el desarrollo tecnológico en el campo energético, es otra de las fórmulas que impondrá el Gobierno para conseguir los objetivos fijados.

Un último punto consiste en programar las producciones nacionales de recursos energéticos, la contratación de suministros del exterior, y la formación y mantenimiento de stocks estratégicos de los diversos recursos energéticos.

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