Crítica:

Memorias de un espía

El 2 de febrero de 1974, el capitán del KGB (Comité de Seguridad del Estado) soviético, Aleksei Myagkov, alto funcionario del contraespionaje de la URSS en la República Democrática Alemana, huyó a Occidente bajo la protección de los servicios secretos británicos llevando en su cartera documentos de notable interés para el espionaje occidental. A partir de ese momento, el ex agente Myagkov se convirtió en acreedor al «máximo castigo» del Estado soviético. Sobre él pesa una pena de muerte dictada por el Comité de Seguridad, sentencia obligada para determinado tipo de desertores.Mientras los enca...

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El 2 de febrero de 1974, el capitán del KGB (Comité de Seguridad del Estado) soviético, Aleksei Myagkov, alto funcionario del contraespionaje de la URSS en la República Democrática Alemana, huyó a Occidente bajo la protección de los servicios secretos británicos llevando en su cartera documentos de notable interés para el espionaje occidental. A partir de ese momento, el ex agente Myagkov se convirtió en acreedor al «máximo castigo» del Estado soviético. Sobre él pesa una pena de muerte dictada por el Comité de Seguridad, sentencia obligada para determinado tipo de desertores.Mientras los encargados de cumplir la sentencia buscan el refugio de Myagkov, el ex agente ha escrito unas memorias, que no son tales, en el sentido literal del término, sino una excusa para presentar la estructura y los métodos del KGB eh su doble función de servicio de seguridad en el exterior y policía política en el interior.

KGB

Las redes del miedoAleksei Myagkov y Editorial Cambio 16. Madrid, 1977

Creo saber que el libro de Myagkov es el segundo texto que publica un agente secreto de la URSS escapado a Occidente desde la segunda guerra mundial. El primero fue obra de Victor Kravchenko (Yo escogí la libertad), «ejecutado» por los agentes de Beria en Estados Unidos el año 1966.

Es también el segundo libro específicamente dedicado al KGB traducido al castellano, con la particularidad de que el libro de John Barron, KGB, es una obra influenciada por la Central de Espionaje Americana (CIA) y muchas opiniones vertidas en ella conviene acogerlas, como mucho, con escepticismo.

Estas memorias de Aleksei Myagkov son claramente un alegato, primero contra los métodos del KGB y en segundo término contra el régimen soviético, que no sólo permite la actuación arbitraria de los aún llamados chekistas, sino que en gran medida ese régimen se sostiene por su policía política, espada y escudo del Partido Comunista de la Unión Soviética.

Myagkov, agente doble durante unos meses anteriores a su huida, describe una policía política consciente de su gran poder, inmersa en la corrupción y las luchas que recorren todos los organismos del PCUS, una élite con privilegios y seguridad. ¿Quién, si no es un hombre del KGB, se atreve a criticar en voz alta desde Brejnev hasta el último suplente del Comité Central?

El libro lleva, sin duda, una carga antisoviética, pero considerando el antisovietismo no como propaganda en beneficio del sistema capitalista, sino como toma de conciencia ante un régimen dogmático e hipócrita, por utilizar el término de Ilja. Zemtsov, crítico del fenómeno de la corrupción burocrática en la URSS.

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