Los plaquicidas, posible causa de las caídas de los toros

La caída de los toros bravos, durante su lidia, ha llegado a ser un grave problema. Hace años concebimos, conjuntamente con un compañero doctor en Medicina -Heliodoro Murillo García-, una hipótesis que, de ser cierta, justificaría la caída de los toros. Brevemente dicho: creemos que la causa pudiera ser una intoxicación crónica por residuos de insecticidas. Esta intoxicación, al parecer, sólo se pone de manifiesto cuando el animal se somete al tremendo «stress» de la lidia.

Es del dominio público el conocimiento de los problemas que los residuos de plaguicidas crean, contaminando el med...

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La caída de los toros bravos, durante su lidia, ha llegado a ser un grave problema. Hace años concebimos, conjuntamente con un compañero doctor en Medicina -Heliodoro Murillo García-, una hipótesis que, de ser cierta, justificaría la caída de los toros. Brevemente dicho: creemos que la causa pudiera ser una intoxicación crónica por residuos de insecticidas. Esta intoxicación, al parecer, sólo se pone de manifiesto cuando el animal se somete al tremendo «stress» de la lidia.

Los residuos de plaguicidas, ¿una plaga peor que todas las plagas?

Es del dominio público el conocimiento de los problemas que los residuos de plaguicidas crean, contaminando el medio ambiente, la cadena alimentaria y el propio organismo humano. Todos recordamos el enorme impacto que produjo, en su día, la obra de Rachel Carson, «La primavera silenciosa», describiendo el silencio de los campos, por la muerte de toda clase de pájaros, intoxicados por insecticidas, y que originó el célebre informe, que a petición del propio presidente Kennedy, emitió su comité asesor científico. A partir de aquellas fechas, los Gobiernos regularon más severamente, e incluso prohibieron, el uso de algunos insecticidas persistentes, entre ellos el más popular de todos, el DDT. Sin embargo, el empleo de los distintos tipos de plaguicidas sigue siendo, indudablemente, obligado.La contaminación ha alcanzado -ninguna razón hay para que fuera una excepción-, a la especie humana. Hoy se dispone de numerosos datos sobre el grado de contaminación de los habitantes de los más diversos países deI mundo. Nosotros hemos tenido ocasión de estudiar, recientemente, la contaminación de la población de Andalucía. Dentro de los animales domésticos, él número de casos descritos de intoxicaciones, agudas o crónicas, es muy grande. Aquí debemos citar la fuerte contaminación, detectada en el Japón en la leche de vaca, por HCH -hexaclorociclohexano-, uno de los insecticidas de uso más generalizado. La investigación apropiada. demostró que la fuente contaminante era la paja de la planta del arroz, principal pienso utilizado para este ganado.

¿Cómo actúan los insecticidas?

Hemos de hacer grandes simplificaciones, que sabrán perdonar los especialistas que nos leen.Los insecticidas son activos porque interfieren la transmisión de los impulsos nerviosos. Un impulso nervioso recorre la prolongación larga, el axón, de una célula nerviosa como resultado de cambios secuenciales en la permeabilidad de la membrana axónica para los iones sodio y potasio. Este paso del impulso a través del axón puede mirarse como un proceso esencialmente eléctrico. Cuando el axón termina, tiene que realizarse una conexión, o con otra célula nerviosa, o con una célula efectora -es decir, una célula mediante la cual el animal actúa, una célula de tejido muscular o glandular- Esta conexión entre células se denomina sinapsis. La transmisión del impulso nervioso a través de este, espacio es un proceso químico, a diferencia de la transmisión axónica. Al alcanzar la onda nerviosa, esta zona, se libera un compuesto químico en la membrana pre-sináptica, denominado «transmisor químico». Este «transmisor» se combina con un «receptor» situado al otro lado, en la membrana post sináptica. Esta combinación trae como consecuencia, o el paso del impulso, si es otra célula nerviosa la situada al otro lado del espacio sináptico, o la realización de un trabajo, si es una célula muscular. En este momento interviene un enzima, el cual tiene por misión destruir el «transmisor», una vez que ha realizado la labor de propagar la onda nerviosa a través de la sinapsis, quedando así los «receptores» libres para recibir nuevas moléculas transmisoras.

La teoría más generalmente aceptada, sobre la forma de actuar los insecticidas, supone que la molécula insecticida reacciona con el enzima, bloqueando su centro activo, inutilizándolo así, para cumplir su misión de destruir los «transmisores» unidos a los «receptores». Como consecuencia, los centros «receptores» llegan a saturarse de moléculas «transmisoras», haciéndose imposible el paso del impulso nervioso.

Hipótesis sobre la caída

Suponemos que los toros de lidia sufren contaminación por residuos de insecticidas. Es lógico de pensar, y a hemos comentado cómo hasta el propio hombre la sufre. Esta contaminación no tiene necesariamente que ser alta, de lo contrario se manifestaría constantemente. En condiciones de vida normal, digamos, no se aprecia, pero en condiciones extremas, tales como las que se dan durante la lidia, las disponibilidades del enzima antes citado deben ser muy grandes, y al estar parcialmente bloqueado por el insecticida, fallan las perentorias órdenes nerviosas a los músculos y el animal cae. Todo esto, sin considerar los daños secundarios, descritos en la bibliografía, que la acción tóxica- por insecticidas produce en la capa de mielina de la mayoría de los nervios, y que originan la denominada «parálisis fláccida», que se manifiesta especialmente en las patas de los cuadrúpedos, encontrándose precisamente el ganado bovino entre los más susceptibles de sufrirla.

Comentarios finales

Lógicamente, no pretendemos afirmar que nuestra hipótesis sea cierta. Recuérdese el título de nuestro artículo: «una posible causa». Es sólo eso, una hipótesis. Habría que confirmarla. Ciertamente no sería muy difícil. Pero realmente explica mucho de los fenómenos observados a lo largo de los últimos años en los ruedos españoles, y, que sepamos, la única circunstancia que ha cambiado, de un tiempo acá, en la crianza de los toros bravos, ha sido la irrupción masiva de los plaguicidas en la agricultura, con el fin de obtener cosechas sanas (?).

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