Los disidentes soviéticos de París critican a Amalrik

Los disidentes soviéticos en París han analizado con espíritu crítico la conducta de Andrei Amalrik, uno de los más conocidos activistas de la campaña soviética pro derechos civiles, tras su reciente visita a la capital francesa.Varios han comentado que la visita no había servido a su causa, sino que más bien les había puesto en entredicho ante las autoridades francesas.

El autor VIadimir Maximov, que abandonó Moscú hace tres anos, dijo: «Nos ha hecho aparecer como locos. Hemos estado tratando de convencer a la gente de nuestra seriedad. Amalrik hizo lo contrario. No se puede uno compor...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Los disidentes soviéticos en París han analizado con espíritu crítico la conducta de Andrei Amalrik, uno de los más conocidos activistas de la campaña soviética pro derechos civiles, tras su reciente visita a la capital francesa.Varios han comentado que la visita no había servido a su causa, sino que más bien les había puesto en entredicho ante las autoridades francesas.

El autor VIadimir Maximov, que abandonó Moscú hace tres anos, dijo: «Nos ha hecho aparecer como locos. Hemos estado tratando de convencer a la gente de nuestra seriedad. Amalrik hizo lo contrario. No se puede uno comportar así.» «Se ha comportado indebidamente», dijo por su parte Natalia Gorbanevskaya, poetisa disidente rusa.

La irritación de las autoridades francesas ante Amalrik se puso de relieve cuando el historiador soviético quiso, infructuosamente, visitar al presidente francés, Valery Giscard d'Estaing.

Amalrik explicó que el objetivo de su visita era llamar la atención sobre los abusos contra los derechos humanos cometidos en la Unión Soviética. Al día siguiente, un portavoz del palacio presidencial del Eliseo reveló que se había invitado a Amalrik a entrevistarse con el funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores encargado de los preparativos de la Conferencia de Belgrado, que se celebrará en junio para revisar los acuerdos de Helsinki sobre seguridad europea firmados en 1975.

El historiador soviético rehusó la invitación, y remitió una carta al Eliseo, repitiendo su petición de reunirse o bien con el presidente o con una personalidad gubernamental para tratar de la acción oficial soviética contra los disidentes.

Dos días después, Amalrik se manifestó con una pancarta ante el palacio del Eliseo y fue detenido por la policía. Posteriormente declaró a los periodistas en París, que la Unión Soviética deseaba emplear al presidente Valery Giscard d'Estaing como caballo de Troya para romper la unidad occidental en la cuestión de los derechos humanos.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En