Europa rinde homenaje a Falla

Los actuales medios de comunicación permiten algo tan bello como el que toda Europa occidental rindiera homenaje a Manuel de Falla de modo simultáneo, en un concierto sin fronteras dirigido a un público miltánime. Radio Nacional, en el seno de la UER, se encargó de organizarlo dentro de la temporada internacional de citada entidad y con el teatro Real conectaron diecisiete emisoras de Alemania, Austria, Italia, Francia, Suecia, Finlandia, Noruega, Dinamarca, Bélgica. Holanda y Suiza. Tres organismos transatlánticos —dos de Canadá y uno de Estados Unidos— realizarán inmediatamente l...

Los actuales medios de comunicación permiten algo tan bello como el que toda Europa occidental rindiera homenaje a Manuel de Falla de modo simultáneo, en un concierto sin fronteras dirigido a un público miltánime. Radio Nacional, en el seno de la UER, se encargó de organizarlo dentro de la temporada internacional de citada entidad y con el teatro Real conectaron diecisiete emisoras de Alemania, Austria, Italia, Francia, Suecia, Finlandia, Noruega, Dinamarca, Bélgica. Holanda y Suiza. Tres organismos transatlánticos —dos de Canadá y uno de Estados Unidos— realizarán inmediatamente la transmisión diferida del homenaje.

Homenaje particular y diferente, pues, por una parte, no consistía en un concierto sinfónico, sino que alternaban los géneros de cámara y orquestal. Por otra, no estaba dedicado íntegramente a música del maestro gaditano, sino que, en torno al Concierto de clave, se interpretaron páginas conectadas con la biografía más entrañable de don Manuel.

El Concerto sonó espléndidamente como lo que es: uno de los monumentos de la música del siglo XX. A ello contribuyó la versión de Rafael Puyana, en uno de sus días grandes, y los solistas de la RTVE. En fin, el poema La Péri, de Dukas, auténtico maestro de Falla en París, despliega una imaginación orquestal espléndida que, aun conectándose con la de otros coetáneos, resulta profundamente personal. Don Manuel asistió en Paris al estreno de La Péri y, como sucede en otros pentagramas de Dukas, éstos ejercieron alguna influencia en las concepciones instrumentales.

Enrique García Asensio dirigió no sólo con dominio sino con un especialísimo calor y una tensión en la que pudo ejercer presión el saberse escuchado por Europa. La orquesta se superó a sí misma, tanto en la labor de conjunto, en partituras de tanta dificultad como la de Paul Dukas, como en la intervención de los solistas del Trío y el Concerto.