Los últimos minutos de la ciudad de Pompeya

Reconstruccion histórica, antes de la erupción del Vesubio

En Londres se ha inaugurado una exposición de las que puede deducirse cómo era Pompeya un día antes de su destrucción. Un grupo de arqueólogos y de historiadores han puesto las piezas juntas y el resultado ha sido una vivísima exposición que tiene como marco la Royal A cademy, en Piccadilly.

Al turista que quiera ver esta muestra de sabiduria arqueológica hay que aconsejarle paciencia, porque en el caso de la exposición de Pompeya antes de la erupción se repite lo que ocurrió en la exhibición de los tesoros de la tumba de Tuntakamon, celebrada en el British Museum,...

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En Londres se ha inaugurado una exposición de las que puede deducirse cómo era Pompeya un día antes de su destrucción. Un grupo de arqueólogos y de historiadores han puesto las piezas juntas y el resultado ha sido una vivísima exposición que tiene como marco la Royal A cademy, en Piccadilly.

Al turista que quiera ver esta muestra de sabiduria arqueológica hay que aconsejarle paciencia, porque en el caso de la exposición de Pompeya antes de la erupción se repite lo que ocurrió en la exhibición de los tesoros de la tumba de Tuntakamon, celebrada en el British Museum, en 1972.

Como entonces, las colas para ver los tesoros enterrados de Pompeya son interminables y se intensifican los sábados y los domingos. La exposición estará abierta hasta el próximo 27 de

febrero y quizá sea el espectáculo más interesante de este invierno en la capital británica.La exposición incluye la reproducción exacta de cada una de las áreas en las que se desarrollaba la vida doméstica de Pompeya, así como las costumbres artísticas de aquellos ciudadanos cuyos cuerpos aparecen en esta muestra atrapados por la lava del Vesubio. La exposición, ha dicho el arqueólogo que la ha preparado, sirve para mostrar que, en efecto, los romanos menospreciaban a su propio pueblo cuando se fijaban en los griegos como los verdaderos hacedores de la civilización.

Junto a los datos que refutan ese punto de vista. los organizadores de la exposición ofrecen detalles que reproducen los últimos minutos de Pompeya, desde la figura de un perro que aparece encadenado y desesperado por

escapar de la lava, hasta la mesa en la que el desayuno estaba esperando una familia pompeyana.En esas circunstancias, la exposición se convierte en una muestra total de la vida de una comunidad determinada y en ese sentido su objetivo es completamente diferente al que tuvo la ya citada exposición de los tesoros de Tutankarnon o del arte chino. Donde menos dificultad han encontrado los arqueólogos y los historiadores ha sido en el plano de la pura existencia doméstica, «donde la voz de Pompeya ha hablado con claridad y con fuerza a lo largo de los siglos, y que se manifiesta, por ejemplo, en la pervivencia de los posters electorales, en los anuncios de las actividades deportivas, en hechos que los contemplamos ahora, 1996 años después, y dan la impresión de que fueron aprisionados por la lava ayer mismo».

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