Tribuna:

USA: una campaña dominada por temas menores

En un análisis del debate sobre la política exterior de los Estados Unidos mantenido por Ford y Carter en televisión, James Reston estudia la repercusión de este diálogo en la opinión pública norteamericana, describe la superficialidad de los comentarios escuchados, incluso en los niveles de mayor preparación, y cómo se eluden los temas más interesantes.

En primer lugar, apenas hubo discusión sobre el presidente Ford, sobre su capacidad para el puesto que desempeñaba, sobre lo que opinaba del Vietnam o del Watergate, o sobre sus relaciones con Nixon. Y, en segundo lugar, era también ext...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

En un análisis del debate sobre la política exterior de los Estados Unidos mantenido por Ford y Carter en televisión, James Reston estudia la repercusión de este diálogo en la opinión pública norteamericana, describe la superficialidad de los comentarios escuchados, incluso en los niveles de mayor preparación, y cómo se eluden los temas más interesantes.

En primer lugar, apenas hubo discusión sobre el presidente Ford, sobre su capacidad para el puesto que desempeñaba, sobre lo que opinaba del Vietnam o del Watergate, o sobre sus relaciones con Nixon. Y, en segundo lugar, era también extraño que los jóvenes se limitaran a las críticas del pasado e hicieran pocas preguntas sobre el futuro.Todas las preguntas parecían referirse a Carter, y la mayoría eran preguntas capciosas: ¿qué es lo que le gusta a usted? ¿y lo del Playboy y la religión? Esta elección parece centrarse en los temas secundarios: en la pureza étnica (chistes raciales ofensivos de Earl Butz), la lujuria y Lyndon Johnson y, últimamente, en las declaraciones del presidente Ford, según el cual la Unión Soviética no domina ya a la Europa Oriental. Sería una pena, pero puede ocurrir que esta elección presidencial termine decidiéndose por chapuzas: el patinazo del presidente Ford sobre la Europa Oriental es sólo el último ejemplo.

Lo que no se discute son los hechos. La Unión Soviética tiene veinte divisiones en la Alemania Oriental, cuatro en Polonia, cuatro en Checoslovaquia y dos en Hungría, ninguna de las cuales está allí para asegurar, especialmente, lo que Ford llamó la independencia, la autonomía y la integridad de estas naciones de la Europa Oriental.

Rumania y, desde luego, Yugoslavia son otra cuestión. No hay tropas soviéticas en Yugoslavia, y Rumania ha limitado su cooperación militar con el resto de los países del Pacto de Varsovia. Además -y posiblemente esto es lo que pensaba Ford- Rumania y Polonia intentan, claramente, mejorar sus relaciones comerciales y culturales con los países occidentales. Su comercio con los países no comunistas es superior al que realizan con el bloque comunista.

¿Cual es entonces el problema? El problema consiste en que Ford, sin darse cuenta, hizo una afirmación tonta en un momento clave de la campaña electoral y los demócratas van a explotarlo contra él en los Estados con mayor peso electoral, donde los polacos, los checos y los húngaros tienen cierta influencia política.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En