Crítica:CINE

El castigo del desclasamiento

Una cosa es el proyecto cinematográfico y otra su concreción en imágenes y sonidos. Cuando se anunció el rodaje de esta historia de Juan Marsé ya estaban claros los atractivos y temores unos y otros convertidos ahora en incertidumbre. El mundo del novelista catalán. su implacable disección social, quedan reflejados de alguna forma en esta obra de Roberto Bodegas y José Luis Dibildos. cuyas buenas intención son muy superiores a los lo ros definitivos aunque también se sitúe muy por encima de la mayoría de los productos cinematográficos del país masivamente centrados en la taquilla, a la que sa...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Una cosa es el proyecto cinematográfico y otra su concreción en imágenes y sonidos. Cuando se anunció el rodaje de esta historia de Juan Marsé ya estaban claros los atractivos y temores unos y otros convertidos ahora en incertidumbre. El mundo del novelista catalán. su implacable disección social, quedan reflejados de alguna forma en esta obra de Roberto Bodegas y José Luis Dibildos. cuyas buenas intención son muy superiores a los lo ros definitivos aunque también se sitúe muy por encima de la mayoría de los productos cinematográficos del país masivamente centrados en la taquilla, a la que sacrifican hasta la minima dignidad industrial y estética exigibleLa inclusión de Patxi Andión en la película pudo haberla beneficiado desde el punto de vista publicitario en razón de la popularidad del cantante y ocasional intérprete que según confesión propia actúa como actor por pura desfachatez pero también destroza toda la posible credibilidad del personaje y convierte a la inagotable verborrea de los diálogos dichos con ritmo ininteligible e insoportable en un auténtico tormento para el sufrido espectador. El tema fundamental del filme es mucho más serio y profundo que su desarrollo, insuficiente y alicorto en comparación con las posibilidades latentes. Los dos personajes principales, la vendedora de libros a domicilio con adicionales prestaciones, y el pequeño delincuente ocasional intentan construirse un sistema de vida sobre el nivel económico de su clase y la presión ambiental restablecerá el equilibrio perdido, castigando a los transgresores. La lucha soterrada de los grupos sociales en España se cobra otras dos víctimas, en un clima dramático, tenso y crispado, repleto de turbulencias.

Libertad provisional,

Producida por Agata Films (Jose Luis Dibildos), dirigida por Roberto Bodegas con guión de Juan Marsé y fotografía, de Alejandro Ulloa. Intérpretes: Concha Velasco Patxi Andión. Estrenada en el cine AIbéniz.

Roberto Bodegas abandona en esta ocasión el estilo satírico de Los nuevos españoles y Vida conyugal sana -pero no sus intenciones críticas- para entroncar con el análisis social y costumbrista de su primera realización, Españolas en París. Las insuficiencias derivadas de una forma muy primaria y excesivamente cautelosa, aliada a un guión muy literario y desigual, le impiden desplegar las virtualidades de la historia. Las limitaciones indiscutibles de esta Libertad provisional no impiden la existencia de algunas escenas, espléndidas, con el tono sugerente y exacto que hubiera convenido al resto. Entre el mundo de la delincuencia, mal evocado y peor resuelto. o los momentos hogareños -con un niño que es un auténtico marciano- sobresalen las secuencias del inválido.

Barcelona es, por una vez una ciudad justamente recreada y descrita y las instancias biológicas y sociales, el hogar, la comida, el trabajo, el sexo, no son meras abstracciones dramáticas, sino aspiraciones míticas continuamente quebradas y rotas. Mención aparte merece la labor de Concha Velasco, magnífica actríz, que ha sabido sobrevivir a veinte años de tareas nefandas para llegar a una innegable madurez artística.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Archivado En