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‘El extranjero’: Ozon entiende al extranjero eterno

No sé la reacción que tendrá el público que se acerque a esta película sin conocer la novela de Camus. A mí me ha interesado a secas

Benjamin Voisin, en 'El extranjero'.

Observando las primeras imágenes de la interesante, muy cuidada y fiel adaptación que ha hecho el a veces inquietante pero siempre retorcido François Ozon de la novela de Albert Camus El extranjero, recuerdo con pasmo que no he releído a e...

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Observando las primeras imágenes de la interesante, muy cuidada y fiel adaptación que ha hecho el a veces inquietante pero siempre retorcido François Ozon de la novela de Albert Camus El extranjero, recuerdo con pasmo que no he releído a escritor tan querido por mí desde que lo descubrí a los 20 años. Imagino que a estas alturas de la vida le entendería aún mejor. Tampoco he vuelto a leer al volcánico, subversivo y excitante Henry Miller, otro amor de mi juventud. No creo que me decepcionaran. Será una forma de proteger los recuerdos hermosos. Sí he retornado más de una vez a algún amado escritor de mi adolescencia, como Robert Louis Stevenson y el placer continúa intacto.

Ozon imagina el Argel de Camus en blanco y negro, una fotografía excepcional, con amor al gris, que te hace recordar el cine antiguo. En algún momento un personaje afirma que el calor es brutal y rememoro una declaración de Meursault en la novela afirmando: “Maté a un hombre al que no conocía en una playa de Orán porque hacía calor“. En ese blanco y negro no percibo ese asfixiante calor.

El resto es muy fiel al misterioso texto de Camus. El protagonista no manifiesta sentimientos, o a lo peor no los posee. Es ajeno a cualquier teatralización. No solo es un extranjero para los demás. También lo es de sí mismo. Le acusarán en el juicio, tras su asesinato del árabe, de no haber llorado y de que nadie le notó compungido en el entierro de su madre, internada en el asilo. Tiene una relación normalizada con sus vecinos, un macarra que también ejerce de chulo con una atemorizada mujer árabe. También con un anciano medio indigente que tiene relación de absoluta dependencia con su perro, pero al que también maltrata.

Y tiene una enamorada novia a la que él no declara su amor, porque es incapaz de albergar ese sentimiento, pero con la que folla bastante, pasea, se baña, parece sentirse bien. La apariencia de este tío es normal (Ozon también lo ha imaginado con un punto sexi), hace su burocrático trabajo, habla muy poco aunque con gesto ausente y también parece escuchar con indiferencia las historias que le cuentan los demás. No espera nada, no quiere nada. Bueno, al final, esperando la muerte, asegura: “Para que todo sea consumado, para que me sienta menos solo, deseo que el día de mi ejecución acuda mucha gente y que me reciban con gritos de odio”.

Denominaron como existencialismo al universo que creó Albert Camus. También lo frecuentó Sartre. Yo creo que al primero le preocupaban más los seres humanos que las teorías filosóficas. También la verdad. O la eterna búsqueda de algo tan resbaladizo y complejo. Eso le hizo sufrir el rechazo absoluto de la cuadriculada y dogmática izquierda, ser expulsado de la intocable y humanista iglesia, cuando denunció las barbaries de Stalin en nombre del comunismo. Y Sartre calladito. A lo que más convenía.

No sé la reacción que tendrá el público que se acerque a esta película sin conocer la novela de Camus. A mí me ha interesado a secas. Y cuando observo la muy meritoria interpretación de Benjamin Voisin, pienso que Camus pudo imaginar a Meursault con esa pinta, esa gestualidad, esa distancia interior de todo y de todos.

El extranjero

Dirección: François Ozon.

Intérpretes: Benjamin Voisin, Rebecca Marder, Pierre Lotin, Denis Lavant, Swann Arlaud.

Género: drama. Francia, 2025.

Duración: 122 minutos.

Estreno: 19 de diciembre.


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