Rosalinda Galán, cantante que participa en Benidorm Fest: “Abrazo la decisión de RTVE de abandonar Eurovisión”
La artista sevillana compite con un proyecto en el que reivindica la copla como una canción feminista y de disidencia: “Hay letras que son directamente punk”
Desde su propio nombre, con el que aparece registrada en su partida de nacimiento, Rosalinda Galán reconoce sentirse predestinada: “Fíjate cómo me llamo, mi madre me p...
Desde su propio nombre, con el que aparece registrada en su partida de nacimiento, Rosalinda Galán reconoce sentirse predestinada: “Fíjate cómo me llamo, mi madre me parió ya coplera”. Esta cantante y actriz sevillana de 35 años nacida en Los Palacios, una localidad cercana a la capital andaluza con una fortísima raigambre flamenca, está poniendo patas arriba la música de raíz y el folclore nacional con un proyecto en el que pasa la copla tradicional —de la que es una profunda estudiosa, con una vocación casi antropológica— por el tamiz de la música electrónica. Después de haber cantado en musicales y de haberse escondido tras el nombre artístico de Machita, un proyecto musical con una banda con la que tanto sus letras como sus canciones “eran algo más clásicas”, Rosalinda Galán se destapa.
“Me he reapoderado de quien he sido siempre. Yo soy actriz y cuando hacía pruebas para algunos musicales me decían que era muy coplera, como si fuera una pega. He huido de mi nombre. Y ahora he dicho: ‘Pues claro que sí’, soy Rosalinda Galán y soy coplera”. Lo explica la artista en Sevilla en una entrevista con EL PAÍS antes de regresar a Madrid para preparar su participación en la próxima edición del Benidorm Fest, que se celebrará del 10 al 14 de febrero del próximo año con una nueva reinterpretación de sí mismo, haciendo una similitud con la propia Rosalinda Galán.
Hasta este año, el ganador de este certamen ha sido el artista que, con posterioridad, ha representado a España en el Festival de Eurovisión, un propósito que deja de existir en 2026 tras la salida de RTVE de la cita europea por la participación de Israel.
“Cuando a mí me llaman del Benidorm Fest, esto ya está sobre la mesa. La idea es convertirlo en un festival para poner en valor a los artistas nacionales, darnos un empujón a los músicos que estamos currando desde hace un montón de tiempo. Que sea un festival en sí mismo y no un trampolín hacia Eurovisión”, explica Rosalinda, que es tajante respecto a la resolución del ente público español: “La decisión de Radio Televisión Española la abrazo, a mí el asedio al pueblo palestino es algo que me ha dejado muchas noches sin dormir, que me ha generado mucho dolor, mucha angustia, muchísima impotencia. No sé qué cosas se pueden hacer a nivel político exactamente, pero creo que en este caso la decisión que han tomado me parece que es la correcta, más allá de que a mí como artista me hubiese parecido súper guay la aventura de ganar el Benidorm Fest, presentarme a Eurovisión y vivir todo eso. Hay cosas que están ocurriendo en paralelo que están muy por encima”, se explaya.
Este compromiso que hace extensivo a sus letras —su primer sencillo, Cállate, es un alegato contra la violencia machista— tiene mucho que ver con la mirada que Rosalinda Galán posa sobre la copla, el género que la convirtió en artista desde que se subió por primera vez a un escenario con cinco años para cantar Torre de arena, el celebérrimo título que interpretara Marifé de Triana en los años cincuenta del siglo XX. “Es una canción que representa el imaginario cultural y artístico en el que me apoyo desde hace mucho tiempo. La copla tuvo una importancia brutal en la sociedad en la que se desarrolló, una sociedad en la que la mujer no tenía libertad para abrirse una cuenta en el banco. Y estas mujeres que interpretaban la copla eran económica y socialmente libres dentro de un marco de libertades que ya sabemos cuál era, pero cantaron letras que para mí son literalmente punk y revolución para la época porque les cantaban a mujeres de dudosa reputación, siempre con realidades en los márgenes, no oficialmente permitidas”, explica.
Rosalinda Galán, que habla con la mirada, con las manos, que parece un volcán que expulsa con naturalidad toda la pulsión que lleva dentro, asegura que fue “una niña súper retraída y un poco triste incluso” a la que la copla la ayudó “a sobrevivir”: “Parece una frase hecha, pero a mí, en aquellos años noventa, meterme en el Fiat Tempra de mi padre a escuchar las canciones de Marifé de Triana, con ese hiperdramatismo de las canciones, me permitía expresarme. La copla me sostuvo”, se sincera.
Aun así, asegura que a día de hoy no le interesa seguir transitando por la copla tradicional —“Le tengo un profundo respeto al género, pero tampoco tengo miedo a hacer otras cosas”, matiza—, por lo que ha encontrado en la música electrónica el vehículo perfecto para actualizar la tradición y el folclore andaluz. “No es que yo crea que la copla está pasada de moda, es que no me apetece hacer eso como artista. Me apetece darle una vuelta y hacer lo que me dé la gana a mí con mi visión, con las referencias que yo tengo ahora. Con la electrónica se me mueven vísceras y todo lo que tengo por dentro”.
Esta conjunción de pasado y futuro musical hace que Rosalinda acabe la entrevista expresando un deseo, una ambición: “Dar un órdago intergeneracional, yo quiero que a las señoras les encante porque les recuerde lo que fue su vida; pero también quiero a gente como mi sobrina que tiene 16 años, que le despierte algo que tiene que ver con ella”.