La noche más grande de Raphael: los Grammy Latinos le honran como Persona del Año en una gala llena de música y lágrimas
A sus 82 años y tras retirarse temporalmente por un tumor cerebral, el artista ha cantado en Las Vegas y se ha dejado homenajear por decenas de músicos, de Bisbal a Bunbury
Raphael ha sido honrado por la Academia Latina de Grabación (que otorga los Grammy Latinos) como Persona del Año en 2025. Pero, como muy correctamente dijo Enrique Bunbury al otorgarle el premio en la gran gala, en su gran noche, ante 1.100 personas, “podía haber sido el person of the year de cualquier year de cualquier década”. No le faltaba razón, pero este es un year especial. Raphael, de 82 años, incombustible, multigeneracional y apto para cualquier adjetivo hiperbólico, tuvo que retirarse de la música a finales de 2024 deprisa y corriendo por la aparición de un tumor cerebral. Inagotable, regresaba a los escenarios solo seis meses después. Pero tras un trasplante de hígado, un tumor y a sus 82 años, este homenaje parecía venirle al pelo al niño cantor de Linares, ya no tan niño, pero igual de cantor que siempre. Y más emocionado, eso sí, que nunca.
Cuando, poco antes de las ocho de la tarde (hora de Las Vegas, Nevada; las cinco de la mañana, hora peninsular española), Raphael se asomaba al escenario del teatro del hotel Mandalay, hubo aplausos. Respetuosos y ligeros, de bienvenida. Con algo de ayuda, el jiennense bajó las escaleras para sentarse en su mesa, rodeado de su familia, saludando. Ahí, se llevó la mano al oído, como en un cariñoso “oigan, quiero mas”. Cuando acabó la gala, no necesito pedirlo. El teatro del hotel se caía de aplausos, vivas y bravos al artista, que tras el homenaje de artistas como David Bisbal, Silvia Pérez Cruz, Enrique Bunbury o Carín León, cantó tres temas, Qué sabe nadie, Mi gran noche y Como yo te amo.
Los Grammy Latinos —que en la noche del jueves celebrarán su entrega de premios anual— escogieron a Raphael como Persona del Año por ser “una gran leyenda de la música latina”. “Su trayectoria musical es muestra de su compromiso”, aseguró Manuel Abud, el CEO de la Academia Latina de Grabación. Ya le avisó: “Te la vas a pasar muy bien”. Y así fue, aunque ese orgullo y ese viaje lo reflejara con lágrimas en los ojos, completamente emocionado, actuación tras actuación. Artistas de todas las generaciones le honraron con sus temas y versiones, demostrando cómo Raphael ha sabido conectar con todo tipo de públicos y países, donde se le rinde pleitesía.
“Señoras y señores, mi nombre es Raphael Martos Martínez”, arrancó un jovencísimo Raphael en un vídeo de homenaje en el que contaba cómo siempre le echaban de la escuela, pero también que el responsable del coro le rescataba una y otra vez. Mientras, el rostro del artista se veía en la pantalla, que le mostró en grande toda la noche, reaccionando a vídeos, mensajes y actuaciones. Sus ojos, vidriosos y temblorosos, mostraban su emoción, mientras recordaban sus 350 discos de oro y el de uranio (fue el primer artista en recibirlo), sus películas o sus actuaciones en los años sesenta en los programas de Estados Unidos. Todo ello sin olvidar que los días que nacieron sus hijos fueron “los días más felices” de su vida, junto al del matrimonio con su esposa, Natalia Figueroa; todos ellos estuvieron presentes en Las Vegas.
Y tras ello, las actuaciones. Empezó Enrique Bunbury, vestido con un traje verde oliva, cantando Yo Soy Aquel, acompañado en el escenario por una orquesta de cuerda. Poco después se le unió el mexicano Carín León para interpretar Ahora, uno de sus éxitos de los ochenta. Después, el actual rey del regional mexicano, que ya lleva un gran historial en Las Vegas y lo aumentara en 2026 cantando en la Esfera, siguió con una hermosa versión de Toco madera.
Después subieron al escenario los Café Quijano para cantar Qué tal te va sin mí junto a la cantautora guatemalteca Gaby Moreno. Dieron el relevo a Elena Rose y David Bisbal, vestidos de lentejuelas, que se unieron para hacer una melódica pero potente versión de En carne viva. Después, el almeriense volvió con Como yo te amo, uno de los grandes clásicos del artista que levantó aplausos. Suyo fue uno de los grandes momentos de la noche, bajando hasta la mesa del cantante y su familia para sentarse con ellos, servirse una copa de vino y cantar, mirándole a los ojos, cada estrofa de su mítica canción.
Bisbal quiso tener unas cariñosas y sinceras palabras con un hombre al que muchas veces ha considerado un mentor y un ejemplo. “La verdad, Raphaelico —Rocío Jurado te llama Rapi, y yo, Raphaelico— no sé qué decirte porque te lo he dicho todo. Hace ya mas de 25 años que somos amigos. Muchísimas gracias por haber dejado un legado de disciplina de esfuerzo, de sacrificio, de ausencia. Porque muchas veces está detrás la ausencia de tu familia, de Natalia“, afirmaba, emocionando a Figueroa. “Si ese es el legado que has dejado a los artistas, puedes contar conmigo porque voy a seguir llevando tu palabra siempre”, afirmó, emocionado. “Jamás habrá algo parecido. Te quiero mucho, desde el fondo de mi corazón”. Tras él llegaron Iván Cornejo, otra de las estrellas del regional mexicano, que cantó Cierro mis ojos junto a sus compatriotas Jesse y Joy.
Entre tema y tema hubo vídeos grabados de artistas agradeciendo su trayectoria o del propio Raphael, que aseguraba que tenía “muchas cosas no solo por hacer, sino por renovar”. José Luis Perales o Manuel Alejandro charlaban de sus temas, Enrique Bunbury se preguntaba “cómo había tenido el atrevimiento” de contar con él, y explicaba que su modo de trabajar “solo habla de su interés por permanecer relevante y porque su cancionero siga evolucionando”. “Me siento infinitamente afortunado por haber contribuido modestamente”, aseguraba Bunbury. Dani Martin contaba que era un privilegio que Raphael cantara Peter Pan, uno de sus temas, mientras que Pablo López aseguraba que “producirle un disco entero” fue uno de los momentos mas poderosos de su carrera profesional.
Y ahí llegó López, sobre el escenario, para cantar De tanta gente, uno de esos temas compuestos y producidos por él. El malagueño, al piano y acompañado de violines, también cantó su propia No quiero correr, que en ocasiones ha interpretado con Raphael. Sin soltar el piano, llegó Aitana, para cantar juntos Si no estuvieras tú. “Has sido la banda sonora de toda mi vida”, afirmaba la artista catalana, de 26 años. “Es un honor para mí estar enfrente de ti y de tu familia cantando esta canción”, afirmó la joven, hasta romperse al llanto. López, por su parte, le expresó su amor, y a toda su familia: “Solo decirte algo, amigo, señor Martos: solo el amor convierte el escenario en milagro, y eso eres tú”.
Tras él, La carta sonó de mano de Fito Páez al piano y con aires tangueros, y luego llegó Rozalén a acompañarle, además de para cantar Chabuca Limeña, de la mano de Susana Baca. La peruana, descalza, a sus 81 años, se emocionaba junto a la albaceteña, cogidas de la mano. Kikí Morente, junto a su guitarra, se unía a Ángeles Toledano para una poderosa versión flamenca de Digan lo que digan, acompañados de la guitarra de Víctor Martínez y de percusión de timbales.
Vanesa Martín habló de la composición de su tema Cada septiembre, y de cómo para ella era un homenaje al cantante y a su esposa. Acompañada de Kany García y su chelo electrónico, la puertorriqueña y la española cantaron a la par. “Estoy muy emocionada de cantar de nuevo con tus ojos clavados en lo que más te gusta hacer, la música”; afirmaba Martín. “Has conseguido pasar de generación, que no haya barrera geográfica, que no haya edad. Has conseguido lo que la música tiene que conseguir, que no haya ningún tipo de freno ni de límites mentales. Yo te clonaría”, reía Martin. “Gracias por ponernos las pilas, porque nos has dejado el listón muy alto”. Martín remató su aparición con A que no te vas, en su segunda parte, con la elegante compañía del mexicano Carlos Rivera, que le calificó de “ejemplo vivo de lo que un artista con todas tus letras es”. “Tú lo dijiste, tu madre te parió artista. Pues que viva la madre que te pario”, afirmó, ante las risas del público.
Otros grandes como Julio Iglesias, El Puma, Adamo, Vicente Fernández o Miguel Bosé también aparecieron en grabaciones antiguas y mensajes de cariño. “Fuiste el primero”, afirmaba Bosé, “eso no te lo quita nadie. Bendito seas y bendita la noche en la que van a resonar todas tus canciones, todas tus palabras, toda su carrera”. Miguel Ríos recordaba como ya en los años sesenta, firmando su primer contrato, tuvo la visión de llevar a un fotógrafo para retratarle.
Procuro olvidarte, de Hernaldo Zúñiga pero que Raphael ha versionado a menudo, fue cantada como bolero sinfónico por el texano Pepe Aguilar y la chilena Myriam Hernandez. “Me cuesta contener la emocion porque desde que te conocí te dije que a los cuatro años inspiraste mi música, fue el primer concierto al que me llevaron mis padres, cantaste el Ave María y pensé que estaba viendo a la virgen”, se emocionaba Hernández. “Maestro”, le decía Aguilar, “a pocas personas les queda tan bien esa palabra”,
Uno de los momentos más hermosos y delicados de la noche llegó gracias a Silvia Pérez Cruz, que llevó su cristalina voz junto al bandoneón de Mestrinho para interpretar Somos y puso al auditorio entero a flor de piel. Después, llegó el escándalo y el Cariba. Con Willy Chirino, Eddy Herrera y Víctor Manuelle, que llegaron a bajar hasta la mesa familiar mientras entonaban el célebre Escándalo y pusieron a su amigo Raphael, como le decían, a rumbear. “Si tuviera una cuarta parte del talento que tiene usted sería uno de los artistas mas grandes del mundo”, afirmaba Manuelle. “Nadie en la bolita del mundo canta como usted”, aseguraba Chirino.
El final de la noche, la última palabra, la tuvo el artista. Manuel Abud y Bunbury le entregaron su premio por sus “logros incontables y estratosféricos”. “Los discos de oro, platino y uranio completan a la persona y el personaje”, reflexionaba el músico zaragozano. “Personaje porque interpreta las canciones como si le fuera la vida en ello. No es sólo la gran voz de la música hispanoamericana, ha sabido hacerse un repertorio como de trajes a medida. No ha dejado nunca de grabar, durante más de 50 años. Lo realmente increíble es su adaptación a los tiempos, su radar para nuevas generaciones y para ser relevante en todas las décadas”.
El propio Raphael, en palabras, poco más tuvo que aportar, más que agradecer a todos estar durante “casi sesenta y cinco años”: “Habéis hecho de mí la persona más feliz del mundo. Gracias por entender mi canciones y mi arte, si lo tengo, gracias por estos años maravillosos”. Y por supuesto, cerró cantando. Y se fue, con la más grande de las sonrisas, y los ojos cargados de emoción.